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La nota de Ismael Clark Arxer, en el boletín de Cubarte, propone un interesante juicio sobre la -brumosa confusión que ha conducido a muchos a dar por sentado que la armonía entre ciencia y humanismo, que alguna vez brilló en las grandes figuras del Renacimiento, está perdida hoy y para siempre-.
La humanización de las sociedades actuales, frente a lo que se presenta como una consecuencia del avance de la ciencia y como un problema en sí mismo para la humanidad, son preguntas que sirven para revisar las miradas escépticas y sus irónicas descalificaciones de un conocimiento científico que se percibe exclusivamente asociado al mecanismo de dominación sobre personas y naciones o, aún peor, como responsable del deterioro irreversible del entorno planetario.
El recorrido que propone para analizar la vocación humanista y las conclusiones que sugieren inaugurar nuevos debates, merecen tomarse el tiempo para desgranar la nota:
"Así las cosas, las opciones están claras: o los pueblos destruyen el poder imperialista, instalan su propio poder y pasan a dueños plenos de la naturaleza -lo cual implica protegerla-, o se produce el fin de la historia, pero no en el sentido del capitalismo eterno que imaginó Fukuyama, sino de la desaparición física del género humano. Todo lo apuntado refuerza nuestra convicción de que debemos recuperar y desarrollar la visión humanista integral, tanto en la búsqueda y aplicación de nuevos conocimientos, como en aplicar la mayor sabiduría a las transformaciones en la economía y la vida social que la razón nos demanda."
Fuente:
CUBARTE
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