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Como una suerte de Quijote, el sociólogo y filósofo Juan José Sebreli arremete contra los molinos de viento de la cultura popular argentina. Los gigantes, los de aspas más grandes: Carlos Gardel, Eva Duarte de Perón, el "Che" Guevara y Diego Maradona.
En "Comediantes y mártires. Ensayo contra los mitos", la obra de reciente publicación que recibió el premio Debate Casamérica, en España, Sebreli va directo al grano. Y arremete con todo. No analiza los mitos vernáculos, ni se detiene a cuestionarlos. No los valora ni los juzga. Los destruye. O por lo menos lo intenta. Cada palabra es un cañonazo disparado contra las estatuas que más brillan en el panteón criollo.
Es que para el autor el mito es un proceso maniqueo de divinización y demonización. Así, los mitos argentinos muestran sus dos caras: Gardel fue la voz del pueblo, pero también un lumpen y un gigoló. Evita la protectora de los pobres y también la "dama del látigo". Guevara, el mismo que luchaba por un mundo mejor, pero además el delirante que se sacrificaba a sí mismo y a los demás en aventuras absurdas. Maradona, el jugador más grande, y también el dopado y el tramposo. Ácido y reflexivo, el desgarbado escritor de 78 años, un verdadero provocador profesional, no duda: "Estas cuatro personalidades muestran lo peor de los argentinos. Nos representan en los peores aspectos. Además, estoy en contra del culto a los héroes. Eso en democracia no tendría que pasar".
- ¿Hay algún rasgo que le hubiera gustado tener, de alguno de los cuatro personajes míticos?
- La fama. (Risas). No encuentro otra cosa en ellos que no sea el éxito, algo que a nadie le disgusta tener. En realidad, sí hay algo en común para destacar: la voluntad férrea de todos. Evita y Maradona la tenían para ir en contra de sus enfermedades. Lo mismo que el "Che", arrastrando su asma por todos lados.
- ¿Y lo peor de cada uno?
- De Gardel, muy poco. Era frío e indiferente. En Evita, el fanatismo fue negativo, sobre todo en alguien que se define como demócrata. En el "Che", la violencia, sin dudas. Y lo peor de Maradona es su fanfarronería.
- ¿Por qué los eligió?
- Son cuatro personajes de los que ya he escrito. Sobre Gardel lo hice en los '60 y fue un escándalo, pero hoy Gardel no escandaliza a nadie. Me equivoqué: lo puse en el lugar del lumpen y lo fue, pero sólo en una etapa inicial. Luego se movió siempre en círculos de clase alta y conservadores, en el país y en el exterior. Sobre Evita escribí un libro, en 1966, que también tenía aspectos equivocados: no era un análisis correcto del peronismo. Era más una mirada literaria y sociológica que política. Además, estaba mal el género. Hice un ensayo político y Evita es más interesante como mito. El personaje político fue Juan Perón y Evita sólo funcionaba como una ornamentación estética del líder, sin ninguna autonomía. Fue importante pero en otros aspectos. Con el "Che", en su relación con Fidel Castro, pasó algo similar. Sobre Maradona también hablé en otro libro, "La era del fútbol". También son los personajes argentinos que más aparecen en Internet. Siempre vuelvo a ellos.
- Entonces, también contribuye a la creación de esos mitos, aunque intente desacreditarlos