sábado, 12 de septiembre de 2009

La ley y la lengua

Por Horacio González Sociólogo Director de la Biblioteca Nacional

Los actos públicos de comunicación son legislables porque deben ser democráticos. Y la democracia, para que no sea meramente proclamada... ¿dónde debe estar en materia de medios de comunicación? Debe estar en la propiedad pluralizada de los medios, en la conciencia audiovisual soberana, en las instituciones autónomas cuya lógica no sea homologable con la reproducción de las más groseras mercancías mediáticas. ¡Pero también debe estar en el habla y en la lengua! No se trata de ser democráticos como si nos persignáramos con palabras obligatorias frente a una teoría política. Pero digamos que la democracia en su extremo más significativo de expresión, es un determinado uso de las palabras. En ese sentido, ¿la lengua común, entendida también como medio de comunicación, es legislable? No lo es. Es lo no legislable por excelencia. ¿Y entonces qué? Ya Sarmiento rechazaba en sus famosos debates chilenos a los “senadores de la lengua”. Combatiendo a los legisladores palaciegos de la gramática, prefería que en el propio juego del hablante se removieran los obstáculos de la lengua. Para confirmarlo, llamaba a una reforma lingüística que fuera la base viva de la creación de nuevos estados. ¿Era posible?

La deficiencia del planteo del joven Sarmiento provenía del hecho de que desmontaba los focos rígidos del lenguaje para facilitar una expansión “americanista” de la lengua, pero siguiendo la ruta de las fuerzas económicas más ostensibles. He allí un problema y no es nada diferente al que va a atravesar a la absorta y desatenta sociedad argentina de ahora en más. Hay sin duda una “economía lingüística”, que puso y pone la lengua como insumo del proyecto económico de los grandes conglomerados mediáticos. Contra esto, el proyecto comunicacional de una sociedad emancipada no debe ser el del disciplinamiento de los grandes núcleos de población que consumirían tanto productos lingüísticos y publicitarios como amaestramiento social. Ejemplificando con la misma cuestión histórica a la que nos referimos y hablando con una crasa terminología actual, diríamos que la reforma ortográfica de Sarmiento estaba demasiado “pegada” a las fuerzas del mercado.

La nota completa está en el PAGINA 12

-Mirar mas allá. Una oportunidad para descubrir lo que podemos como argentinos y latinoamericanos.

"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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