La mayoría de los gobernadores tiene mejor imagen que los Kirchner en las encuestas
El gobierno riojano salió a contrarrestar la bomba con otra encuesta de una consultora sanjuanina, la misma que debe haber medido a Gioja, que figura primero en las encuestas, a pesar de que se niega a realizar una consulta popular para resolver el tema de las mineras y del saqueo modelo canadiense.
Sin embargo, este sondeo, (que puede ser tan confiable como la misma encuesta que le daba a Menem ganador en las elecciones presidenciales por la re-re), es un dato que merece ser divulgado, para tener una referencia de dónde estamos parados, diría la mayoría de los ciudadanos con respecto a las políticas implementadas en estos dos años. También para saber quienes están con nosotros, y de paso que resultado producen las millonarias acciones de persuasión que se bajan vía opinión pública.
A pesar de no haber una gran movilización popular sosteniendo reclamos salariales, que el gremio docente sentado en la paritaria presenta una imagen de clara cooptación, de las miles de viviendas de bajo costo -erradicación de ranchos- de los subsidios y planes sociales, de haber sentado a su alrededor a todo el arco político partidario y dirigente con presencia en diversos niveles, conviene preguntarse cuál es el mal humor que sostiene en la gente una imagen negativa de la gestión de gobierno.
Especialmente teniendo en cuenta las expectativas por la nueva legislatura provincial con representantes de un perfil más alto que los que se fueron, y que pueden generar tironeos importantes en la lucha por el poder.
Poder al que el polifuncional y frenético ritmo de trabajo del gobernador, no se sabe bien, si alcanzará para asegurar el arco cuando le empiezen a patear todos los penales juntos desde la cámara.
Bueno,para ir teniendo datos de lo que se viene, como para ir armando el escenario la encuesta es bien clara, Beder Herrera está en el lote de los 6 de peor imagen, un 42% negativa y sólo un 14% positiva, con lo que el balance a dos años de gestión...
Sirve saber que se está haciendo mal, tratar de entender los errores, para poder corregirlos. De lo contrario, se insiste en lo mismo con la fé de los conversos.
Ya sabemos a donde terminan los fanatismos.
Al fin de cuentas, la sensación de no estar tan lejos de los demás, de la opinión de los demás, valoriza el trabajo de quienes como ciudadanos comprometidos no renuncian a construir una realidad más justa.