Recordamos a los 30.000 desaparecidos y muy especialmente a Eduardo Castro.
El 24 de Marzo en nuestra ciudad, se celebró en la plaza Caudillos Federales, con diversas actividades que reunieron a sectores políticos, culturales y sociales, nucleados en una multiplicidad de organizaciones.
Las fotos son de Tin Dread en Facebook (click en la pic para ver el álbum)
Las Organizaciones
La jornada comenzó por la mañana, con la instalación en una diagonal de la plaza, de la muestra fotográfica “Por la Identidad” de Abuelas de Plaza de Mayo y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.
Al mismo tiempo realizada por trabajadores de FM la Central, emisora de la CTA, se instaló en el centro de la plaza una Radio Abierta, que sumo a la evocación de la fecha, la difusión de la Constituyente Social, proyecto que promueve la entidad en todo el país.
Por su parte militantes del PC instalaron una pancarta roja con sus símbolos tradicionales al costado del mástil que preside la plaza, a cuya vera dispusieron una muestra de fotografías y artículos periodísticos, también aprovecharon la oportunidad para distribuir material partidario.
Participación y espontaneidad.
Un público curioso y conmovido por las imágenes y el recuerdo del dolor de los años de plomo, transitaba por la plaza, deteniéndose en cada imagen, para luego expresar, como una muestra de solidaridad, algún comentario del horror, su indignación frente a la impunidad, o alguna imagen personal de la época.
Tal el caso de Elena, quien remontó casi cuarenta años de su vida para descubrir en su memoria los viejos tiempos de militancia como delegada de fábrica en el sindicato de cosméticos.
Historias que vuelven.
En informal rueda donde las imágenes iban y venían por el tiempo, contó de las luchas por las condiciones de trabajo, el derecho a un trato digno, la relación con las cúpulas sindicales de la época, las tácticas del miedo, las conquistas que se fueron logrando, la construcción de la solidaridad, la idea de bien común que siempre estaba antes del beneficio propio, el reconocimiento de sus compañeros y también de sus patrones, así como las invitaciones a formar parte de la dirigencia central del gremio, cosa que siempre resistió porque se sentía a gusto en el taller de la fábrica con sus compañeros y compañeras, porque además no creía estar capacitada para las responsabilidades que implicaban esas funciones.
Al escucharla uno piensa, cuantos deberían aprender, ese brutal gesto de sinceridad y de lealtad, consigo mismo y con sus compañeros, para no ser instrumentos de la ambición de nadie.
Elena dice que vino Chilecito cuando el amor golpeó a su puerta para traerla a vivir en estas montañas que la deslumbraron desde que llegó, porque ella no había nacido aquí, sino en Buenos Aires.
Y cuenta su relación con la patronal, que fue cordial, a pesar de la firmeza con que se plantaba con sus compañeros para exigir cosas, que a veces parecían pequeñas, pero que tienen gran valor en la salud de los trabajadores y no tanto en los costos de los patrones. Cosas como el respeto de los turnos de descanso, o la pausa para el desayuno o el refrigerio, que entonces corre por cuenta de la patronal y que primero fue sólo un mate cocido, para luego imponer que se incluyera la leche, o el café, los criollitos, y aclara:-sólo para aquellos compañeros que lo desearan- además del derecho a contar con sanitarios higiénicos y todo lo necesario. Exigíamos lo que realmente nos correspondía, desde el salario hasta la atención de la salud, todo lo que hace a la dignidad de la persona.
Mientras habla, Lucio el linyera de la iglesia que merodea en la plaza, interrumpe a ratos pidiendo unas monedas. Sin cambiar de tema ella revuelve su bolso y extrae una bolsa donde se adivinan un par de sándwiches de milanesa, que Lucio parece estar esperando. Cuando le entrega, lo reprime brevemente porque no se baña y le dice que se afeite; con ternura de maestra de primaria. Lucio recibe y riendo satisfecho se retira haciendo no con una mano grande y un dedo extendido.
A veces, -insiste Elena- parecen cosas insignificantes, sin embargo son elementales dice; -mis patrones lo reconocían, a pesar de haber sido muy dura con ellos, cuando renuncié para casarme y venir a vivir aquí, aun cuando no me correspondía indemnización, me la pagaron por que según me dijo la gerente de la fábrica, consideraban que me había ganado su respeto y reconocimiento-. Habla bajito, pero en frases largas que va diciendo rapidito, como quién se topa de repente con sus recuerdos queridos y antes que vuelvan a perderse en el pasado los evoca con cariño. Mientras habla, el sol que se cuela en la glorieta cargada de viejas enredaderas, ilumina el rostro moreno, ese rostro donde un discreto colorete disimula el tiempo y el prolijo arreglo de su cabello no deja ver las canas que se insinúan. Sus recuerdos desgranados en confidentes palabras, van completando la imagen de la delegada de fábrica, que parece estar volviendo por la historia, del brazo de sus compañeras y compañeros.
La jornada sigue por la tarde con el Rock joven y comprometido.
Hacia la tarde las actividades continuaron con la presentación de tres bandas de rock, en un recital donde se intercambiaron instrumentos y acompañamientos, para sortear las ausencias mostrando esa rara simbiosis del espíritu de cooperación que en cada caso impuso una actuación impecable.
Abrió el fuego, Regalados, banda numerosa con mucho espíritu reggae, que reconoce su origen en las actividades del espacio de Arte La Semilla, otra atrayente experiencia de jóvenes que realizan sus búsquedas con singulares e interesantísimos resultados. Luego fue el turno de Sancho Panza, banda liderada por Freddo Hidalgo, que con carisma y un repertorio que incluye temas de autor, presentó además una canción escrita en defensa del Famatina.
Fotos de Tin Dread en Facebook (p/ver album clik en la pic)
Una perfomance de alto impacto.
También realizó su aporte, el Taller de Danzas “El Patio”, que dirige Natalia Olivera, con una performance, que arrancó con los sones de “Con la frente marchita” de Joaquín Sabina como fondo y dos parejas de bailarines realizando pasos de tango, y un impecable primer bailarín enfundado en verde oliva cruzando la escena en actitud marcial. Desde el público, mientras avanza la música otras tres parejas se integraron a la escena milonguera, y la figura del uniforme verde, parece pasar desapercibida entre la gente, mientras mira torvamente, como cavilando perverso. Un golpe preciso de música evoca un tren irrumpiendo, y como las multitudes que intentan tomar el protagonismo, otro grupo de bailarines se desplaza hacia el centro en dos filas, para desplegar en figuras de danzas contemporáneas su presencia en una fluida imagen de libertad. Allí reaparece la figura verde oliva, que comienza a capturar los bailarines para arrastrarlos a los márgenes, mientras vuelve, y los va arrojando de a uno, de a dos; la música se hace más intensa y cuando el centro de la escena está vacío, el personaje va hacia las parejas de tango, tomando a veces a los dos, otras al varón, otras la mujer que son arrancados de sus compañeros, dejando en sus manos una prenda de vestir. Mientras esa prenda vacía cuelga meciéndose en los brazos del compañero despojado, el impresionante silencio de los presentes inmovilizados por el impacto de esa metáfora de las desapariciones es un nudo en la garganta que sentimos todos.
En suma, un trabajo muy impresionante, que afirma la calidad artística de un grupo de bailarines que muestra evolución estética y compromiso fecundo.
San Pogo, la conciencia y el compromiso
El cierre de las bandas fue para San Pogo, donde los hermanos Marcelo y Federico Garrot ponen las voces y fervor militante, para ofrecer en los temas musicales y en las acertadas acotaciones del “Chelo”, una vibrante pauta del profundo vínculo que el arte debe tener con la realidad política y social. Sólida y bien articulada suena la banda que se afirma en su trayectoria con integrantes que crecen en todas sus potencialidades musicales.
La evocación de los familiares desaparecidos, el homenaje a su tía, a los hijos nunca reivindicados enteramente, fueron las notas altas de emotividad que la noche comenzaba a entregar.
Intervenciones Urbanas
El grupo de arte independiente Crear, realizó intervenciones urbanas sobre los veredones de la plaza, instalaciones estáticas en las que invitaba a los presente a participar. Los cuadros con imágenes en blanco y negro se completaban con velas encendidas cuyas tenues lucecitas parecían temblar con el pulso de los corazones palpitando en el viento de la noche.
La Marcha de Silencio.
Luego vino la Marcha alrededor de la plaza, el silencio y el respeto de muchos vecinos que se sumaron a medida que avanzaba por las calles, o que se ponían de pié en respetuoso gesto de saludo a esa memoria viva que caminaba en el corazón y la conciencia de jóvenes y viejos que engrosaban con su paso el rumor de años marchando por la justicia social, un homenaje a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Y en cada esquina, todas las gargantas en una sola voz, para reafirmar en el grito 30 mil compañeros desaparecidos, presentes, ahora y siempre, presentes.
Un documento consensuado entre todos y el homenaje a Eduardo
Al concluir la marcha Carlos Camps dio lectura a un documento consensuado por todas las organizaciones participantes en el que se ratifica la necesidad de luchar por los derechos humanos de ayer, de hoy y de todos los días, especialmente cuando en plena democracia sigue desaparecido Julio López, se acosa y se persigue a trabajadores que luchan por sus derechos, jóvenes excluidos mueren en las comisarías y la depredación y el saqueo ambiental se ciernen como amenaza latente sobre uno de los derechos humanos básicos, como es el derecho a un ambiente sano y la protección de la salud de la población.
También se hizo homenaje a Eduardo Castro con sentidas palabras que entre el agradecimiento y el dolor por su repentina partida, recordaron al abnegado promotor de la Asamblea permanente por los Derechos Humanos en Chilecito y su más profunda huella marcada con el ejemplo como vocación militante, en cuantos le conocieron.
Finalmente se proyectaron imágenes de su última participación en las actividades del día de la memoria, como así también de las luchas sociales colectivas del pueblo de Chilecito y un capítulo del ciclo televisión por la identidad.
Este 24 de marzo, la plaza se lleno de rumores nuevos, es la memoria que habla, buscando siempre la verdad y la justicia. Es el rumor de una solidaridad nueva, que tiene el aire de los jóvenes y la prudencia de los viejos, que van desvelando página tras página la historia, para ir imaginando como escribir un nuevo tiempo de justicia social.