Por no estar en su sano juicio, no podía ser sometido a juicio.
Pinochet atravesó sin inmutarse trescientas demandas crimilaes y murió sin sufrir ni una sola condena.
La democracia chilena había renacido obligada al pago de sus deudas y el olvido de sus crímenes, y él compartía la amnesia oficial
.
Había matado, había torturado, pero decía:
- Yo no fui. Además, no lo recuerdo. Y si lo recuerdo, yo no fui.
En el idioma internacional del fútbol, todavía se llaman Pinochet los equipos muy malos, porque llenan estadios para torturar a la gente; pero al general no le faltaron admiradores.
La avenida Once de Setiembre, en Santiago, no fue bautizada así en memoria de las víctimas del atentado terrorista que derrumbó las torres en Nueva York, sino en homenaje al golpe de estado terrorista que derrumbó la democracia en Chile.
En gesto de involuntaria adhesión, Pinochet murió el Día Internacional de los Derechos Humanos.
Para entonces, se habían descubierto más de treinta millones de dólares, por él robados, en ciento veinte cuentas de varios bancos del mundo. Esa revelación había afectado, un poquito, su prestigio. No porque hubiera sido un ladrón, sino porque había sido un ladrón ineficiente."
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