Una mirada general
Desde el punto de vista económico, el balance es positivo. Tras la “década perdida” de los 80 y la “media década perdida” de la segunda mitad de los 90, la región recuperó niveles de crecimiento inéditos desde los 70. Según la Cepal, América Latina creció 4,4 por ciento promedio entre 2003 y 2011. Con ello, los nuevos gobiernos progresistas demostraron que son capaces de garantizar la gobernabilidad económica, es decir, evitar que la economía vuele por los aires, algo que ahora parece muy natural pero que era el fantasma más temido antes de la llegada al poder de líderes como Lula o Evo Morales.
En un artículo fundacional sobre el tema, acertadamente titulado “La macroeconomía de la bonanza” (1), José Antonio Ocampo atribuye este auge a la convergencia de factores externos (los altos precios de las materias primas y, durante varios años, las buenas condiciones de financiamiento internacional) e internos (el manejo del tipo de cambio y las políticas anticíclicas). Viento de cola, entonces, junto a una inteligente gestión macroeconómica.
Pero lejos de limitarse a garantizar altas tasas de crecimiento, los nuevos gobiernos produjeron también avances sociales sustantivos. Nuevamente según la Cepal, la pobreza disminuyó de 44 por ciento en 2002 a 32,1 en 2010, lo que la sitúa por debajo del nivel anterior al del inicio de la crisis de la deuda de los 80. Y como no se trata de contar caramelos sino de la vida de las personas, agreguemos que esto significa que nada menos que 44 millones de latinoamericanos dejaron de ser pobres en este período. La explicación habrá que buscarla en los programas de transferencia de ingresos, el más importante de los cuales, el brasilero Bolsa Familia, llega hoy a 12 millones de hogares, casi 50 millones de personas, lo que lo convierte en el plan social más masivo ¡del mundo! (ni China ni India cuentan con programas de estas características). En cuanto a la desigualdad, también disminuyó, aunque a un ritmo inferior al de la pobreza: según la Cepal, el índice Gini se redujo un promedio de 1 por ciento entre 2002 y 2010.
-Fragmento de la nota Editorial del Dipló de marzo, escrita por José Natanson. Una perspectiva muy interesante para proyectar el futuro. El gráfico, es por demás elocuente. Otro mundo es posible, lo haremos mejor?
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