-Hace falta que los intelectuales tengan ese sentido de compromiso con la historia de su provincia, por que de no ser así la historia nos viene desde la plaza de mayo, se sigue reiterando esa tendencia de escribir la historia argentina con la óptica portuaria.
Con sus largos y espléndidos ochenta años desbordantes de energía, moviliza desde las palabras claras, directas, casi imperativas, en defensa de la identidad propia, para construir una versión más auténtica de la historia que vamos haciendo cada día.
Una versión que no eluda la palabra de los invisibles, de los invisibilizados por la crónica oficial, una versión que no escamotee las tensiones propias de la sociedad y que desde esa fidelidad con lo local permita un imprescindible equilibrio, para saber lo que somos íntegramente.
-Uno de los defectos que tenemos los argentinos es que vivimos de consignas que tienen vigencia nominal pero no verdadera perspectiva. Y cita de memoria el artículo primero de la constitución nacional que dice, la nación Argentina adopta para su forma de gobierno, la forma representativa, republicana y federal, y no vivimos el federalismo. Fíjense Ustedes, una cuestión tan fundamental como es el régimen de Coparticipación Federal, las rentas que a las provincias le corresponden de la recaudación nacional; en la constitución de 1994 con la reforma imponía que en -dos años- debía ser dictada la nueva ley de Coparticipación Federal, han pasado 14 años y todavía no se ha dictado; por que al gobierno federal, no solamente porteño, sino también de las provincias les conviene que el que maneje todas las rentas fiscales sea el poder ejecutivo nacional.
Por su memoria desfilaron los historiadores y los intelectuales, la industria editorial y los intereses del centro que niega las periferias. La voracidad del capital concentrado y la claudicación de nuestros dirigentes con el síndrome de las alfombras rojas.
La necesidad de una mirada humanista que reencuentre al hombre con la naturaleza en un escenario mundial donde hace falta entender el desarrollo sostenible a escala humana y no sólo de las ganancias de las empresas extranjeras.
-Esto ya no es cuestión de los porteños o del porteñismo que se terminó como responsabilidad política de conducción se terminó en 1880 cuando las fuerzas de Avellaneda, las fuerzas leales al presidente de la nación derrotaron a las tropas de Tejedor, a partir de ahí es responsabilidad de los provincianos, por que hemos tenido muchos presidentes provincianos y no han sido consecuentes con sus compromisos federales…
Entonces el viejo historiador se yerge en toda su figura como un ciudadano de su tiempo y denuncia los acuerdos del funcionariato local con las multinacionales, para tomar posición ante las invasiones mineras que apostrofa señalando sin dudar que esa es la minería del subdesarrollo.
Para escucharlo de nuevo y compartir su palabra: