-Norma Giarraca, Profesora titular de Sociología Rural de UBA, investigadora del Instituto Gino Germani, abre una puerta hoy en Crítica digital, para preguntar:
¿Los políticos y funcionarios de la región están capacitados para comprender y actuar al margen de los pensamientos que predominaron en los últimos 35 años?
-Y cuenta con precisión:
Frente a la gran crisis y la depresión por venir, la "soberanía alimentaria" es un camino que evitaría mucho sufrimiento en un futuro inmediato y no sólo a los sectores más vulnerables sino a grandes capas de sectores medios de estos dos países y de toda Latinoamérica.
La Argentina comparte la vulnerabilidad agroalimentaria de México pues ambos Estados desregularon sus agriculturas en los años noventa y no revirtieron esas nefastas políticas. Ni el cambio del partido de gobierno en México ni la "era Kirchner" transformaron el ciclo neoliberal "duro" en materia agrícola. México decidió abandonar la posibilidad de autosuficiencia de su principal alimento: el maíz, importando buena parte de Estados Unidos y "exportando" mexicanos, quienes mandaban las remesas. Hoy vuelven y se queda sin remesas y sin maíz. Mientras tanto, la Argentina abandonaba irresponsablemente la producción de alimentos directos para orientarse a la exportación de soja, una forrajera que nada tiene que ver con su tradición alimentaria.
La propuesta clave es "soberanía alimentaria", un conjunto de medidas integradas a esta idea "descolonial" y progresista que la organización internacional Vía Campesina propone y define: "Organizar la producción y el consumo de alimentos de acuerdo con las necesidades de las comunidades locales otorgando prioridad a la producción y el consumo domésticos. Incluye el derecho de proteger y regular su producción nacional agrícola y ganadera. Campesinos, sin tierra, productores rurales deben tener acceso a tierra, agua, semillas y recursos productivos y servicios públicos adecuados.
Para nuestro país es regresar a la producción de alimentos directos y garantizar el acceso a una alimentación sana y de buena calidad frente a los intereses sectoriales o a la necesidad de generar divisas para el financiamiento de un Estado que nadie siente al servicio de la población.
-¿Podremos hacernos cargo de los temas que realmente deberían estar en nuestra agenda prioritaria?