lunes, 26 de enero de 2009

Una larga travesía en tren

Por Amy Goodman

Comenzó con un viaje en tren. Barack Obama viajó hasta Washington, D.C. para la ceremonia de toma de mando, realizando una gira en tren de varias paradas cortas. "A los niños que escuchan el silbido del tren y sueñan con una vida mejor – por ellos luchamos", dijo Obama en la gira, que fue comparada con el viaje en tren realizado por Abraham Lincoln desde Springfield, Illinois, a Washington D.C. en febrero de 1861, camino a la asunción de su primer mandato. Abundan las comparaciones entre Obama y Lincoln que describen el período que va desde la abolición de la esclavitud en Estados Unidos hasta la elección de su primer presidente afroestadounidense.


 

El tren, sin embargo, entraña un mayor simbolismo sobre el que se sostiene el histórico ascenso de Obama a la Casa Blanca, que se remonta a la lucha por los derechos civiles, refleja el activismo de base sin precedentes que formó el núcleo de la campaña de Obama y traza hacia dónde podría dirigirse la nación durante su gobierno.

A. Philip Randolph fue un legendario líder sindical y de los derechos civiles. Organizó la Hermandad de Maleteros de Coches Cama (BSCP, por sus siglas en inglés), los hombres que atendían a los pasajeros en los vagones nocturnos construidos por la Compañía Pullman. A pesar de que el trabajo de maletero estaba mejor remunerado que muchos trabajos disponibles para los afroestadounidenses en la época, igualmente había injusticias e indignidades. La práctica común, por ejemplo, era llamar a los maleteros "George", sin importar cuál era su nombre verdadero, por el dueño de la empresa, George Pullman. Miles de maleteros procuraron mejoras mediante la negociación colectiva. (Irónicamente, luego de la muerte de Pullman en 1897, la Compañía Pullman fue administrada por el único hijo de Abraham Lincoln que quedaba con vida, Robert Todd Lincoln, hasta mediados de los años 20). La lucha de Randolph por organizar a los trabajadores en un sindicato llevó 12 años, desde 1925, atravesando la crisis económica de 1929, hasta el gobierno de Franklin Delano Roosevelt.

Harry Belafonte recordó en una reciente entrevista con Tavis Smiley una historia que le contó Eleanor Roosevelt: "Fue cuando presentó por primera vez a A. Philip Randolph, un gran líder sindical de la década del 30 y quien formó parte del movimiento por los derechos civiles. Se lo presentó a Franklin Delano Roosevelt por primera vez en una cena, y Roosevelt le imploró que por favor le dijera lo que pensaba de la nación, lo que pensaba de los problemas del pueblo negro y lo que pensaba…hacia donde se dirigía la nación". Y A. Philip Randolph habló en forma elocuente sobre lo que pensaba, y cuando terminó Roosevelt le dijo: "Ud. sabe, Señor Randolph, escuché todo lo que dijo esta noche, y estoy totalmente de acuerdo con Ud. Estoy de acuerdo con todo lo que dijo, incluso mi capacidad para corregir muchos de estos errores y de utilizar mi poder y el estrado. …Pero le pediría una cosa, Sr. Randolph, y es que salga y me obligue a hacerlo".

Esta historia fue contada nuevamente por Barack Obama en un evento de recaudación de fondos de su campaña en Montclair, Nueva Jersey, hace más de un año. Fue en respuesta a una pregunta que le hizo una persona sobre encontrar una solución justa al conflicto Israel/ Palestina. Luego de volver a contar la anécdota de Randolph, Obama dijo que él era solo una persona, que no podía hacerlo solo. La respuesta final de Obama fue: "Oblígueme a hacerlo".

Ese es el desafío.

Luego de lograr una resolución en la lucha laboral de Pullman, Randolph continuó. Enfrentó a FDR al comenzar a organizar una marcha en Washington programada para 1941, para poner fin a la segregación en las fuerzas armadas y para asegurar que la actividad económica en torno a la guerra estuviera igualmente disponible para los afroestadounidenses. FDR emitió una orden ejecutiva, y más tarde, el Presidente Harry S. Truman abolió la segregación en las fuerzas armadas. Randolph, Bayard Rustin y Martin Luther King Jr. organizaron la histórica "Marcha sobre Washington" de 1963, que sirvió como fuerte y simbólico telón de fondo para la victoria de Obama. Este fin de semana histórico también coincide con el cumpleaños del Dr. King. Si King hubiera sobrevivido, habría cumplido apenas 80 años de edad.

Mientras Obama comienza su primera semana como presidente, algunos podrán advertir que es justo esperar y ver qué hará. Pero el grupo por la paz Code Pink no esperará. A lo largo del recorrido del desfile de toma de posesión repartieron miles de cintas rosadas, alentando a la gente a que se una a ellos para obligar al Presidente Obama a que cumpla las promesas de paz realizadas durante su campaña: poner fin a la guerra en Irak, cerrar Guantánamo, rechazar la Ley de Comisiones Militares, poner fin a la tortura, trabajar para eliminar las armas nucleares, mantener conversaciones directas y sin condiciones con Irán y cumplir con los tratados internacionales aprobados por el Senado.

Simplemente sigan el propio consejo de Obama: oblíguenlo a hacerlo.

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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

Amy Goodman es conductora de "Democracy Now!", un noticiero internacional diario de una hora de duración que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue distinguida con el "Right Livelihood Award", también conocido como el "Premio Nobel Alternativo", otorgado en el Parlamento Sueco en diciembre.

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

martes, 20 de enero de 2009

IMAGINEMOS

por José Saramago

Imaginemos que, en los años treinta, cuando los nazis iniciaron su caza a los judíos, el pueblo alemán hubiera bajado a la calle, en grandiosas manifestaciones que quedarían en la Historia, exigiéndole a su gobierno el final de la persecución y la promulgación de leyes que protegiesen a todas y cada una de las minorías, ya fueran de judíos, de comunistas, de gitanos o de homosexuales. Imaginemos que, apoyando esa digna y valiente acción de los hombres y mujeres del país de Goethe, los pueblos de Europa desfilaran por las avenidas y plazas de sus ciudades y unieran sus voces al coro de las protestas levantado en Berlín, en Munich, en Colonia, en Francfort. Ya sabemos que nada de esto sucedió ni podría haber sucedido. Por indiferencia, apatía, por complicidad táctica o manifiesta con Hitler, el pueblo alemán, salvo alguna rarísima excepción, no dio un paso, no hizo un gesto, no dijo una palabra para salvar a quienes iban a ser carne de campo de concentración y de horno crematorio, y, en el resto de Europa, por una razón u otra (por ejemplo, los fascismos nacientes), una asumida connivencia con los verdugos nazis mantendría el orden o castigaría cualquier veleidad de protesta.

 

Hoy es diferente. Tenemos libertad de expresión, libertad de manifestación y no sé cuantas libertades más. Podemos salir a la calle miles o millones que nuestra seguridad siempre estará asegurada por las constituciones que nos rigen, podemos exigir el final de los sufrimientos de Gaza o la restitución al pueblo palestino de su soberanía y la reparación de los daños morales y materiales sufridos a lo largo de sesenta años, sin mayores consecuencias que los insultos y las provocaciones de la propaganda israelí. Las imaginadas manifestaciones de los años treinta serían reprimidas con violencia, en algún caso con ferocidad, las nuestras, como mucho, contarán con la indulgencia de los medios de comunicación social y luego entrarán en acción los mecanismos del olvido. El nazismo alemán no daría un paso atrás y todo acabaría igual a lo que luego iba a ser y la Historia ha registrado. Por su parte, el ejército israelí, ése que el filósofo Yeshayahu Leibowitz, en 1982, acusó de tener una mentalidad "judeo-nazi", sigue fielmente, cumpliendo órdenes de sus sucesivos gobiernos y comandos, las doctrinas genocidas de quienes torturaron, gasearon y quemaron a sus antepasados. Podría decirse incluso que en algunos aspectos los discípulos adelantaron a los maestros. En cuanto a nosotros, seguiremos manifestándonos.

 

Fuente: Virtin Red Informativa

sábado, 17 de enero de 2009

"Son lo peor de nosotros"

Juan José Sebreli
Foto: Newsweek
Foto: Newsweek
07-01-2009 /  El escritor dispara contra Gardel, Evita, el "Che" y Maradona.
Por Sebastián Catalano

Como una suerte de Quijote, el sociólogo y filósofo Juan José Sebreli arremete contra los molinos de viento de la cultura popular argentina. Los gigantes, los de aspas más grandes: Carlos Gardel, Eva Duarte de Perón, el "Che" Guevara y Diego Maradona. 

En "Comediantes y mártires. Ensayo contra los mitos", la obra de reciente publicación que recibió el premio Debate Casamérica, en España, Sebreli va directo al grano. Y arremete con todo. No analiza los mitos vernáculos, ni se detiene a cuestionarlos. No los valora ni los juzga. Los destruye. O por lo menos lo intenta. Cada palabra es un cañonazo disparado contra las estatuas que más brillan en el panteón criollo.

Es que para el autor el mito es un proceso maniqueo de divinización y demonización. Así, los mitos argentinos muestran sus dos caras: Gardel fue la voz del pueblo, pero también un lumpen y un gigoló. Evita la protectora de los pobres y también la "dama del látigo". Guevara, el mismo que luchaba por un mundo mejor, pero además el delirante que se sacrificaba a sí mismo y a los demás en aventuras absurdas. Maradona, el jugador más grande, y también el dopado y el tramposo. Ácido y reflexivo, el desgarbado escritor de 78 años, un verdadero provocador profesional, no duda: "Estas cuatro personalidades muestran lo peor de los argentinos. Nos representan en los peores aspectos. Además, estoy en contra del culto a los héroes. Eso en democracia no tendría que pasar".

- ¿Hay algún rasgo que le hubiera gustado tener, de alguno de los cuatro personajes míticos?

- La fama. (Risas). No encuentro otra cosa en ellos que no sea el éxito, algo que a nadie le disgusta tener. En realidad, sí hay algo en común para destacar: la voluntad férrea de todos. Evita y Maradona la tenían para ir en contra de sus enfermedades. Lo mismo que el "Che", arrastrando su asma por todos lados.

- ¿Y lo peor de cada uno?

- De Gardel, muy poco. Era frío e indiferente. En Evita, el fanatismo fue negativo, sobre todo en alguien que se define como demócrata. En el "Che", la violencia, sin dudas. Y lo peor de Maradona es su fanfarronería.

- ¿Por qué los eligió?

- Son cuatro personajes de los que ya he escrito. Sobre Gardel lo hice en los '60 y fue un escándalo, pero hoy Gardel no escandaliza a nadie. Me equivoqué: lo puse en el lugar del lumpen y lo fue, pero sólo en una etapa inicial. Luego se movió siempre en círculos de clase alta y conservadores, en el país y en el exterior. Sobre Evita escribí un libro, en 1966, que también tenía aspectos equivocados: no era un análisis correcto del peronismo. Era más una mirada literaria y sociológica que política. Además, estaba mal el género. Hice un ensayo político y Evita es más interesante como mito. El personaje político fue Juan Perón y Evita sólo funcionaba como una ornamentación estética del líder, sin ninguna autonomía. Fue importante pero en otros aspectos. Con el "Che", en su relación con Fidel Castro, pasó algo similar. Sobre Maradona también hablé en otro libro, "La era del fútbol". También son los personajes argentinos que más aparecen en Internet. Siempre vuelvo a ellos.

- Entonces, también contribuye a la creación de esos mitos, aunque intente desacreditarlos…
 
La nota completa está en NewsWeek

martes, 6 de enero de 2009

EL PRECIO DE UN SOLO ISRAELÍ

por Eduardo Galeano y John Berger

No somos sino espectadores del más reciente -quizás penúltimo- capítulo del viejo conflicto de 60 años que enfrenta a Israel y al pueblo palestino. Sobre las complejidades de este trágico conflicto se han vertido incontables opiniones, defendiendo una u otra de las partes enfrentadas. Hoy, con los ataques israelíes desarrollándose ininterrumpidamente sobre Gaza, el cálculo esencial -que siempre fue materia reservada- y que subyace tras el conflicto ha sido revelado en toda su crudeza: la muerte de una víctima israelí justifica la muerte de cientos de palestinos. La vida de un israelí es tan valiosa como la de un centenar de vidas palestinas.

Esto es lo que el Estado israelí y los medios de comunicación - tan solo con algunas excepciones marginales- repiten ciegamente. Y esta reclamación, que acompaña y a la vez justifica la más larga ocupación de un territorio extranjero en el siglo XX de la historia europea, es visceralmente racista.

Que el pueblo judío debe aceptar esto, que el mundo debería comprenderlo, y que los palestinos deberían asumirlo... es uno de esos chistes irónicos de la historia. Y no tiene gracia en ningún lugar. Nosotros podemos, sin embargo, rebatirlo, con más y más voces. Hagámoslo.

"Cuando los que mandan pierden la verguenza,

los que obedecen pierden el respeto."

Refrán popular

"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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Verdaderos Liderazgos

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