miércoles, 22 de abril de 2009

¿Cómo pararse frente al kirchnerismo?

Contrapunto entre Norberto Galasso y Alcira Argumedo

Por Gerardo Yomal y Hugo Presman

El debate dentro de lo que se denomina en términos generales "el campo popular, nacional y progresista" estaba latente y se reflejaba, entre otros medios, en Página 12, con artículos, réplicas y discusiones. La cuestión central es cómo pararse frente al kirchnerismo. El tren, programa radial que se emite por radio Cooperativa a las 20 horas con la conducción de los autores, convocó a dos amigos y militantes que hoy están en posturas diferentes. El historiador Norberto Galasso que participa del Grupo Carta Abierta y la socióloga Alcira Argumedo de Proyecto Sur. Presentamos a continuación las partes más importantes de dicha discusión que ZOOM reproduce en forma exclusiva.

¿Cómo se para frente al Gobierno?

Norberto Galasso: Hace bastante tiempo, después de algunos malos pasos por el viejo Partido Socialista, me fui colocando como un hombre de la izquierda nacional con un partidito muy débil en la época que estuve con Jorge Abelardo Ramos. Después, como un hombre de la izquierda nacional, un francotirador… sin partido. Desde esa perspectiva la sociedad argentina se divide en un campo nacional que son los sectores populares, la clase media, la gente de menores recursos, a veces los sacerdotes, algunas pymes y del otro lado un sector anti-nacional, que es el que construyó la vieja Argentina, la que se endeudó, la que se sometió a la División Internacional del Trabajo de la mano de Gran Bretaña y que después se sometió al Fondo Monetario y a todo el desastre que hicieron el menemismo y la Alianza en el gobierno. Desde esa perspectiva, estratégicamente debemos ir a una América Latina unida, libre y socialista. Estamos frente a una oportunidad extraordinaria en ese camino. Pero creo que en estas circunstancias, dada la correlación de fuerzas existentes y la debilidad con que inicia el gobierno Kirchner, que cae en la Casa Rosada casi por casualidad, hay que mantener cierta prudencia en las críticas porque hay aspectos muy positivos en el gobierno como el hecho de haber enfrentado al ALCA o tener una buena relación con Venezuela o Cuba o haber terminado con las AFJP. Puedo coincidir con Argumedo que el gobierno comete algo más que errores lamentables, como por ejemplo la política en la minería y otras cuestiones, pero de ninguna manera, jamás, coincidiría con la Sociedad Rural como fue el caso de Claudio Lozano y su voto contra la 125. Entiendo que hay que empujar lo mejor que pueda tener el gobierno. Si por ejemplo saca el canal Encuentro que es más o menos bueno, hay que empujar para que sea mejor. Y de ahí, entonces, que yo no me pongo en una situación frontalmente enemiga del gobierno… Tengo muy en cuenta lo que planteaban los viejos clásicos del marxismo: mantener la independencia ideológica, política y organizativa, y acompañar a un movimiento que es policlasista, confuso en muchos aspectos, en otros es vacilante, pero que evidentemente está enfrentado a los enemigos principales que a mi juicio son la Sociedad Rural, Macri, la Coalición Cívica…

¿Cuál es su postura en este terreno?

Alcira Argumedo: Aclaro que quiero y respeto mucho a Norberto con quien en su momento confluimos políticamente. Yo fui militante del peronismo pero acá hay que hacer una diferencia muy clara: una cosa es el peronismo histórico y otra es el pejotismo, es decir, este sector político bastante degradado que surge después de la masacre de la dictadura militar y que tiene varias manifestaciones. El duhaldismo, el menemismo, etc. y que sobre todo hay que diferenciarlo porque precisamente este pejotismo cantando la marcha peronista e invocando el nombre de Perón y Evita, llevó adelante el proyecto más antipopular y entreguista de la historia contemporánea argentina, donde incluyo a la década infame. Frente a lo que hizo el menemismo, los muchachos de la década infame eran una mariposa. Ahora, el menemismo no lo pudo hacer solamente Menem, tuvo aliados, cómplices, etc. que es este pejotismo… se puede ir a los archivos para ver el comportamiento de los distintos sectores. Y esto marca un elemento muy claro que me parece una falta de respeto: invocar o identificar lo que es la experiencia del matrimonio Kirchner, con lo que fue la experiencia histórica del matrimonio Perón.

Nota completa en Revista Zoom

¿Por qué Las venas abiertas?

CONTRATAPA

Por Emir Sader 
Filósofo y politólogo brasileño. Director de Clacso.

¿Por qué Hugo Chávez escogió el libro Las venas abiertas de América latina para regalarle al nuevo presidente de Estados Unidos? Porque es uno de los libros esenciales para entender a América latina y a los propios Estados Unidos. "La división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar v le hundieron los dientes en la garganta."

Un libro que asienta la comprensión de nuestra América en los dos pilares que articulan nuestra violenta inserción subordinada al mercado capitalista internacional: el colonialismo y las dos más grandes masacres de la historia de la humanidad, la aniquilación de los pueblos indígenas y la esclavitud. El capitalismo llegó a estas tierras chorreando sangre, mostrando a lo que venía. No a traer civilización fundada en las armas y el crucifijo, sino opresión, discriminación, explotación de los recursos naturales y los seres humanos.

El proceso de colonización, que cambió de forma con el paso a la explotación imperial, es el fundamento, el tema central y el nombre del libro: "Es América Latina, la región de las venas abiertas. Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos. El modo de producción y la estructura de clases de cada lugar han sido sucesivamente determinados, desde fuera, por su incorporación al engranaje universal del capitalismo".

Las venas demuestran fehacientemente cómo "...el subdesarrollo latinoamericano es una consecuencia del desarrollo ajeno, que los latinoamericanos somos pobres porque es rico el suelo que pisamos y que los lugares privilegiados por la naturaleza han sido malditos por la historia. En este mundo nuestro, mundo de centros poderosos y suburbios sometidos, no hay riqueza que no resulte, por lo menos, sospechosa".

"Con el paso del tiempo, se van perfeccionando los métodos de exportación de las crisis. El capital monopolista alcanza su más alto grado de concentración y su dominio internacional de los mercados, los créditos y las inversiones hacen posible el sistemático y creciente traslado de las contradicciones: los suburbios pagan el precio de la prosperidad, sin mayores sobresaltos, de los centros." "Ya se sabe quiénes son los condenados a pagar las crisis de reajuste del sistema. Los precios de la mayoría de los productos que América latina vende bajan implacablemente en relación a los precios de los productos que compra a los países que monopolizan la tecnología, el comercio, la inversión y el crédito."

El presidente de Estados Unidos dijo, con razón, que la reunión de Trinidad-Tobago demostrará su significado por los efectos concretos que tenga. Ningún efecto será más importante que las consecuencias que él –y tantos otros mandatarios latinoamericanos– saquen de la lectura de Las venas abiertas de América latina, de nuestro mejor escritor, Eduardo Galeano. Las verdades de sus páginas se han confirmado al trasformarse el libro en prueba irrefutable del carácter subversivo del que fuera agarrado con un ejemplar en su casa, durante las dictaduras militares latinoamericanas.

Pero por la fuerza de sus verdades es por lo que este libro latinoamericano merece estar en cualquier lista de lecturas indispensables, hechas o por hacer. Es el mejor regalo que un latinoamericano le puede dar al presidente de Estados Unidos, a todos y a cualquier norteamericano, a todos los latinoamericanos, por lo que descifra de nuestra historia y de nuestra identidad, de nuestro pasado y de nuestro presente.

 

lunes, 20 de abril de 2009

Los mitos camperos



La magnitud del aporte agropecuario a la economía

Por Diego Rubinzal

El ombliguismo de la dirigencia agropecuaria es uno de sus rasgos distintivos. En sus repetidos discursos sostiene que su sector es el eje del desarrollo productivo argentino. En medio del conflicto del año pasado, la revista Barcelona tituló que en realidad las entidades rurales no querían retrotraer las cosas al momento anterior al dictado de la Resolución 125, sino a 1880.

Durante el auge del modelo agroexportador, el sector agropecuario llegó a representar más del 30 por ciento del PIB. En esos tiempos, una mala cosecha significaba un profundo retroceso para la economía nacional. Si bien el sector conserva una presencia significativa, la estructura productiva actual no es asimilable a ese pasado remoto. Hoy el sector agropecuario representa apenas un 8 por ciento del PIB o un 5 por ciento según el criterio de medición elegido: precios corrientes en el primer caso y precios constantes en el segundo. Aun sumándole la producción proveniente del complejo agroindustrial, la participación en el PIB no llega al 20 por ciento.

Con respecto al trabajo generado por el sector ocurre algo similar. En 1947, el campo empleaba al 24 por ciento de la población. Actualmente, el empleo rural directo no supera el 8 por ciento. En su trabajo “Los complejos agrolimentarios y el empleo: una controversia teórica y empírica” (Revista Realidad Económica 206), el economista de Cenda Javier Rodríguez sostiene que “el sistema agroalimentario ampliado, que incluye toda la producción agraria y pesquera, las etapas de industrialización y terciarias (comercio mayorista y minorista, transporte de todo tipo) abarca el 18,1 por ciento de los puestos de trabajo de toda la economía”.

En la última Expoagro, el presidente de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) exhortó a construir un país que produzca 150 millones de toneladas al año. Para eso pidió reglas de juego claras, justas y previsibles y fuerte respeto por el derecho de propiedad.

El discurso retoma un viejo tópico: un incremento en el volumen cosechado redunda en un mayor bienestar para toda la sociedad. Esa premisa tiene un pecado original: oculta quiénes son los beneficiarios de esas mayores cosechas en el caso de que se dejen las cosas libradas a las fuerzas de mercado. Al igual que lo ocurrido con la teoría del derrame, esa repetida idea no tiene corroboración empírica. Por ejemplo, la producción de cereales y oleaginosas se incrementó un 70 por ciento durante la década del ‘90 (se pasó de 38 a 64 millones de toneladas). Ese espectacular incremento productivo coexistió con declinantes indicadores económicos y sociales. En otras palabras, las mayores cosechas no detuvieron el derrumbe social y económico.

Otra de las muletillas de los dirigentes agrarios es que la recuperación económica posconvertibilidad fue motorizada por el aporte realizado por el sector agropecuario. La Cepal, en su trabajo “Crisis, recuperación y Nuevos Dilemas: la economía argentina 2002-2007”, sostiene que la mayor contribución al crecimiento del PIB en esos años fue la proveniente del sector industrial (+22,6 por ciento), seguida por el comercio con el 17,1 y el campo (3,5). Por eso, mientras el PIB global creció un 8,8 por ciento, el PBI industrial lo hizo un 10 y el agropecuario menos del 6 por ciento.

Esto no significa menospreciar el importante aporte del sector agropecuario (sobre todo en lo que hace a la generación de divisas) para la economía argentina. El análisis de los datos simplemente pone las cosas en su justo lugar desmintiendo rotundamente la veracidad de afirmaciones tales como “todos vivimos del campo”.


domingo, 12 de abril de 2009

"La burguesía argentina es fascista"

LITERATURA › ANDRES RIVERA FRENTE A SU NUEVO LIBRO, GUARDIA BLANCA

Compuesto por una novela corta y un cuento largo, que exhuma la historia de Galimba, un "frío asesino ideológico" (imposible no pensar en Rodolfo Galimberti), el nuevo libro de Rivera reflexiona simultáneamente sobre la vejez y la violencia.

Por Silvina Friera

Fuma Andrés Rivera en su austero departamento, en un piso doce del barrio de Belgrano. A pesar de la bruma, por una de las ventanas se alcanza a divisar una hilacha del Río de La Plata. A los 81 años, exhala el humo con un soplido seco y áspero, parecido al tono con el que declina sus pensamientos. Como si estuviera enojado. A espaldas del escritor hay un cuadro de Carlos Gorriarena y muchos estantes con libros de Faulkner, Hemingway, Borges, Joyce, Pavese. La escenografía que lo rodea se asemeja a la que prevalece en parte de su nuevo libro, Guardia Blanca (Seix Barral), compuesto por dos textos: una novela corta, Despeñaderos, protagonizada por su alter ego, Pablo Fontán, que también vive en una torre del barrio de Belgrano, mira la televisión, lee mucho los diarios y, como todo viejo, hilvana recuerdos, y un cuento largo, "Guardia Blanca", que conecta la historia de Galimba, un "frío asesino ideológico" –imposible no pensar en Rodolfo Galimberti–, con Emilio Jáuregui, un militante de Vanguardia Comunista asesinado en 1969 por la Policía Federal, durante la dictadura de Onganía.

Como todo escritor que apela a los materiales autobiográficos, Rivera los deforma y recompone con una insistencia maníaca. Y las manías de su alter ego Fontán, muchas de las preguntas que se hace el personaje mientras mira el río, la televisión o cuando revisa el diario, son tributarias de las obsesiones del escritor. Hace tiempo que la vejez no sólo golpea la puerta de sus cuentos y novelas sino que se mete de lleno, con furia, con rabia. A pesar de la migración de clase, el sello de origen de su familia obrera está siempre implícito. El paso de los años no atempera la indignación que le produce al autor y a muchas de sus criaturas, las salvajes diferencias entre ricos, "niños bien", los llama con desdén Rivera en la entrevista con Página/12, y pobres. Pero en este libro, tal vez más que en otros, los recuerdos interpelan, de un modo acuciante, el presente. Rivera mete el dedo en la llaga de una Argentina "country" con burgueses atrincherados y temerosos encerrados en sus fortalezas, donde la impunidad está garantizada; en un país en el que la explotación sojera no ahorra sangre ni desprecio contra trabajadores bolivianos. Y hasta los temblores de las bolsas del mundo y la venta masiva de acciones lleva a preguntarse si se está resquebrajando el mundo capitalista. "Los ricos son diferentes, sí. Pero se aburren. Y, entonces, matan", se lee en Despeñaderos.

–La novela comienza con un epígrafe de Dylan Thomas relacionado con la rabia que produce la vejez. ¿Usted siente esa rabia?

–Sí, mucha. ¿Cómo no tener rabia contra algo que es inevitable? Me da rabia la torpeza que crece y la necesidad de pedir ayuda a los otros, y cómo en mi caso reprimo esa solicitud. Yo soy muy lector y hay momentos en que tengo que dejar la lectura porque me duelen los ojos. Me da rabia saber que mi organismo tiene exigencias a las que en el pasado no le atribuía importancia alguna y ahora es como si me pusieran un collar en el cuello: tengo que cumplir con esas exigencias.

–¿Compensa esa rabia con la escritura?

–Sí, mis sueños nocturnos son muy profundos. Nunca tenía imágenes en los sueños, no tenía sueños, pero ahora los tengo como muy pocas veces los he tenido. No son pesadillas, pero no son agradables. Aluden a la vejez.

–¿Pero escribe más que antes?

–No, escribo menos. Tengo empezado algo que no sé si es un relato o puede ser una nouvelle, y debo reconocer que no tengo más ganas de seguir. Recuerdo una frase de Borges, que dijo algo así como que da más placer leer a los otros que escribir.

–¿Cómo fue el origen de Guardia Blanca?

–Empezó por el recuerdo de Galimberti. Lo conocí sólo de verlo. Me impresionaba cuando joven: pálido, como se describe en la novela, sacón hasta los tobillos. Un asesino frío, allá lejos y hace tiempo. Me pregunté qué podía hacer con ese recuerdo que no se diluyó como otros. Tenía por otro lado a Pablo Fontán, una suerte de alter ego. Y a José Luis Rauch, descendiente de un oficial prusiano. El encuentro entre esas dos vidas tan opuestas entre sí dio lugar a la aparición de Galimba, le abrió la puerta. Y ahí se armó la novela.

–Fontán lee permanentemente los diarios y se detiene en varias noticias, sobre todo aquellas que consignan los asesinatos de mujeres en los countries. ¿Cómo funcionan en la novela estas referencias?

–Dan una imagen de este mundo que vivimos. Los burgueses se refugian en los countries porque creen que están seguros. Y allí perpetran sus propios crímenes y salen inmunes. No hay castigos; son cotos cerrados y así lo viven. Llegan con sus autos, los lugares son cálidos, los que tienen buen gusto tienen buenas pinturas, hay buenas comidas y las diversiones del caso.

–¿Esta Argentina country tiene sus raíces en la dictadura militar?

–Sí, ellos pusieron algo para que eso fuera así, pero estaba antes. No es exacto atribuírselo a los militares. Pero la llegada del proceso fomentó esta uniformidad que se cobija en los countries. Hoy los medios no se cansan de publicar un crimen en un country, que es noticia de tapa pero a los tres días está recluido en un recuadro en página impar, en el diario que sea.

–Algo parecido sucede con la cuestión de la inseguridad. ¿Por qué las clases medias están tan obsesionadas con este tema?

–Es una obsesión, pero es una realidad también. No estamos lejos de que esta clase media, acechada por el golpe de mano de asaltantes despiadados y jóvenes en la mayoría de los casos, se organice en patrullas de defensa armadas, habida cuenta de la incapacidad de las fuerzas de seguridad para poner una valla a estos ataques. Es el sistema. Hasta la señora Presidenta tiene que reconocer que en tanto haya miseria en este país habrá quienes roban, asaltan y matan. Pero no son sólo los pobres. Los hijos de la clase media alta casi practican el delito por deporte, para mostrarse a sí mismos cuán lejos pueden llegar. Sus vidas son aburridas realmente; basta imaginarlos en oficinas atendidos por secretarias, con los aparatos más sofisticados que la mente humana ha creado... Y después qué, ¿van a ver los thrillers en la televisión? ¿Por qué no pueden ser ellos protagonistas de un thriller? Tienen autos, las armas las consiguen más rápido que ligero. Algunos son cultos, claro, saben quién es Joyce...

–Pero el hijo de la burguesía no es penalizado, en cambio sobre el pobre cae todo el peso de la ley...

–El pobre no tiene dinero para pagar un abogado. Pero no incurramos en el horror de justificar al pobre. Hay muchos que viven en esa enorme zona que se llama la pobreza y no emprenden el camino del delito. Se plantan y dicen "hay otro camino", trabajan, miran y no hacen más que eso.

–Pero esta distinción que establece, las clases medias parecen ignorarla cuando condenan en bloque a los pobres...

–Sí, claro, todos nos hemos enterado porque fuimos testigos o porque lo leímos que una villa está a cien metros de una edificación urbana ocupada por niños bien. ¿Cómo soportar eso? (grita) ¿Cómo pensar que va a ser la noche de hoy?

–En los diálogos que tienen Fontán y Rauch, en dos oportunidades se menciona que "la política es una mierda". ¿Usted suscribe en parte esta idea?

–En la novela Fontán no suscribe esa frase, pero la recoge como un eslogan que emana de la propia burguesía. No me ha faltado ocasión de escuchar a quienes decían que con los uniformados estábamos bien porque no te asaltaban en la calle, no le arrancaban una cartera a la señora. Buena parte de la pequeña burguesía argentina es fascista, aunque no lo sepa, aunque algunos se ofendan si se los dice. Pero cuando se exige ley y orden, se es fascista.

–¿Qué consecuencias tiene ese rechazo tan drástico hacia la política? ¿Por qué cuesta tanto percibir que no es posible la vida de ninguna sociedad sin política?

–Piense en aquellos que vivieron la década del '70. Por esos años se suponía que la revolución estaba a la vuelta de la esquina. Pero eso fue arrasado. Ahí tiene de donde emerge "la política es una mierda". Están aquellos que lo dicen convencidos tras haber atravesado un momento de euforia, de éxtasis le diría, de participación activa en la militancia política, que luego devino en los años de la dictadura en las persecuciones, los exilios, o en el silencio. Y se empezó a escuchar al vecino, que siempre miró para otro lado, decir que "ahora estamos bien". La inmensa mayoría de la clase media anhela una mano dura que les haga gozar en plenitud lo que tienen, heredado o no.

–¿Por qué cree que casi no se habla sobre cómo y por qué unos pocos se hacen tan ricos de la noche a la mañana?

–Hay nombres que se citan en el libro, como Macri. Es un ejemplo del american way of life. Papá, el inmigrante italiano, levanta un imperio. Y hoy Macri hijo es el mandamás de la ciudad de Buenos Aires. ¿Por qué no puedo ser Macri? Es una pregunta pertinente... Francisco de Narváez, colombiano, ¿de dónde salió su fortuna? Solá confiesa que él no tiene el dinero que tiene De Narváez. ¿Se da cuenta? Ganar las elecciones en este país es una cuestión de dinero, no de un programa. Los argentinos tienen registrado el famoso "síganme que nos los defraudaré" del doctor Carlos Menem. Y lo votaron. Lo votaron a Bussi en Tucumán, no lo impusieron las bayonetas. Aquellos que dicen que los pueblos no se equivocan están mirando para otro lado. En un pueblo culto como el alemán, que dio a Marx, a Engels, a Kautsky y a tantos otros que no ejercieron la política ni la fundaron ni escribieron libros teóricos, muchos se tuvieron que marchar, como Thomas Mann. Ese pueblo culto ovacionó a Hitler. Hay que reparar que no se rindieron; los soldados del Ejército Rojo tuvieron que plantar la bandera roja en la cúpula del Reichstag luego de devastar Berlín. No hubo deserciones. ¿Dónde estaban los comunistas y socialdemócratas alemanes? Esa era una izquierda que si se hubiera unido, sin olvidar sus diferencias, Hitler no habría ganado las elecciones. A veces tengo la impresión de que no sabemos leer la historia. Puesto que no sabemos leer la historia, aceptamos que "este país es una mierda". No: la Argentina es un país rico y desgraciado. Si no, no hubiéramos tenido a Borges, no hubiéramos tenido a Raúl González Tuñón y a tantos y tan buenos poetas. No hubiéramos tenido a Marechal, a quien los puros condenaron al ostracismo porque adhirió al peronismo. ¡Marechal fue uno de los mejores escritores que tuvo este país!

–Cuando en la novela se recuerda a Emilio Jáuregui, aparece la pregunta sobre por qué se hizo comunista ese joven. Supongo que usted se debe haber preguntado muchas veces lo mismo, ¿no? ¿Qué respondería hoy?

–Nací en un hogar obrero, mi padre era socialdemócrata de izquierda en su país natal, Polonia. El vino solo al país. La familia de mi madre soportó uno de los pogroms más aterradores que registra la historia mundial y sobrevivió. Y también vino a la Argentina. En su familia había un tío, Felipe, muy culto. Fue el primero que puso debajo de mis ojos a Los miserables, de Víctor Hugo. Felipe era trotskista. Lo expulsaron dos veces del Partido Comunista. Me llevaba al cine y a cenar y hablábamos de igual a igual. La influencia de Felipe, que fue tipógrafo, pesó en el hecho de que yo fuera durante 25 años miembro del Partido Comunista. Un día me expulsaron porque no estaba de acuerdo con la línea del PC. La excusa fue que escribí un mal cuento, después lo mejoré un poco, "Cita", que se lo dediqué a Juan Gelman y Juan Carlos Portantiero, ambos expulsados del Partido Comunista. Me llamaron para rendir cuentas. Ahí se desató una discusión que terminó con algo que era típico por lo menos del Partido Comunista de ese tiempo: se me acusaba de "nacionalista burgués".

–Viniendo de una familia obrera, ¿cómo vivió el surgimiento del peronismo?

–Traté de entender el fenómeno. Me ayudó el hecho de que trabajaba en una fábrica textil, y que los obreros y obreras peronistas me eligieron secretario de la comisión interna porque "sabía hablar". Yo era el único comunista en una fábrica de cien obreros peronistas. Con el golpe de 1955, paré la fábrica cuando llegó la noticia a la diez de la mañana. Convoqué a los obreros y obreras peronistas a ir al sindicato que estaba en Villa Lynch, partido de San Martín, porque el secretario había dicho que había armas para defender al general. Y allá fuimos. Como no había transporte público, a medida que íbamos caminando los obreros y obreras peronistas se iban abriendo. Llegamos otro compañero y yo a la puerta del sindicato. La puerta estaba cerrada. Mi compañero, al que le decían "El Petiso", me dijo que nos fuéramos a tomar algo. Desandamos el camino y llegamos a un boliche en la avenida San Martín que estaba abierto. Después lo vi a Perón por televisión, subiendo a la cañonera paraguaya. ¿Qué comentarios se pueden hacer acerca de eso?

–Qué curioso que los obreros peronistas hayan elegido a un comunista para que los representara...

–Sí, y ellos sabían que yo era comunista. Pero mis años en la fábrica indicaban que no tenía ninguna relación cordial con los patrones. No les ladraba, pero la relación era distante y fría.

–¿Discutía con los obreros peronistas sobre Perón o el peronismo?

–No, era inútil. Había que esperar a que cambiara algo en el país para intentarlo. Algunos de los obreros más leídos me traían esos textos de (Victorio) Codovilla, gruesos como una guía telefónica, en los que exaltaba los avances del Partido Comunista en el mundo sindical. Eran tomaduras de pelo. Y creían en eso los que querían creer (risas).

Alfonsín, el milagro de Borges y el empalago sin pudor de estos días

 

-Leo  hoy en el suple Zona de Clarín a Julio Blanck:

Tanta palabra dicha y escrita. Tanto elogio sincero y tanto charlatán de ocasión. Tantos que lo acompañaron siempre y tantísimos otros que supieron ponerle piedras en el camino, o que directamente le revolearon las piedras por la cabeza, o lo quisieron ignorar y negar, y ahora lo reverencian en una corte adulona y grosera. Tanta abundancia de Alfonsín en la simbolización política de estos días.

Todos quieren apropiarse de Alfonsín, representar sus valores, portar su legado, olvidar sus errores y disimular sus fracasos, llevar su bandera y agitarla, como propia, ante los ojos de una sociedad fatigada, desencantada, temerosa por la crisis que le prometen y ya se empieza a sentir, y que dentro de once domingos tiene que volver a votar.

Es algo empalagosa tanta abundancia, aunque no por eso menos merecida. Y muy entendible, si se echa un vistazo rápido, aun piadoso, a los actores políticos de hoy y a los libretos que recitan.
Los radicales, herederos naturales, se arremolinan ya sin pudor en torno de Julio Cobos, al que habían echado a patadas porque los abandonó para correr en brazos de la seducción kirchnerista. Eso fue antes de que Cobos abandonara a Kirchner y a Cristina, trepando de un salto a una popularidad que persiste y confirmando su notable capacidad para desplazarse hacia donde calienta el sol.

Los kirchneristas, ahora pretendidos compañeros de principios e infortunios de Alfonsín en un discurso que no creen siquiera sus más disciplinados centuriones, hablan de ilusorias paralelas con líder recién muerto mientras falsifican las candidaturas que vienen, anotando candidatos a cargos que no piensan ocupar. Quizás supongan, en el fondo de su historia y de su ideología, que "la democracia es un abuso de la estadística", definición infeliz de Jorge Luis Borges, que no era peronista justamente.

Los demás protagonistas de la política, gobernadores y diputados, piqueteros y ruralistas, funcionarios de todo rango, oficialistas y opositores, de la izquierda a la derecha y casi todos apiñándose en el centro, que es lo que receta la corrección de estos tiempos, tratan de llevarse su tajada de Alfonsín.

Todos le piden ahora un milagro a Alfonsín. Unos le ruegan hacerles ganar una elección que nunca soñaron. Otros, la utopía de dotarse de sus valores y principios, que a veces declamaron pero jamás, de verdad, tuvieron.

Quizás hagan bien en creer en las propiedades milagrosas del Presidente de esta democracia maltrecha que entre todos supimos construir. Porque a Alfonsín se le puede atribuir por lo menos un "hecho no explicable por las leyes naturales", que es como la Real Academia define el milagro: Alfonsín hizo que Borges creyera en la democracia.

Ese Borges, argentino notable, antiperonista cerril, "un genio pero no un sabio" según la filosa definición del gran Osvaldo Bayer, y que fue contemplativo con dictadores como Videla y Pinochet, que supo condecorarlo. El mismo Borges que le había dicho a Bernardo Neustadt, a quién si no, aquello de "la democracia es un abuso de la estadística, y además no creo que tenga ningún valor". Palabras dichas en julio de 1976, cuatro meses después del golpe de Videla y Massera, ni antes ni después, y publicadas en Extra, la revista de Neustadt.

El mismo Borges que, a tono con los tiempos, finalmente, en un artículo publicado por Clarín el 22 de diciembre de 1983 titulado "El último domingo de octubre", decía cosas como éstas:
"Escribí alguna vez que la democracia es un abuso de la estadística; yo he recordado muchas veces aquel dictamen de Carlyle, que la definió como el caos provisto de urnas electorales. El 30 de octubre de 1983, la democracia argentina me ha refutado espléndidamente.

"Es casi una blasfemia pensar que lo que nos dio aquella fecha es la victoria de un partido y la derrota de otro. Nos enfrentaba un caos que, aquel día, tomó la decisión de ser un cosmos. Lo que fue una agonía puede ser una resurrección. La clara luz de la vigilia nos encandila un poco. Nadie ignora las formas que asumió esa pesadilla obstinada.

"Tantos años de iniquidad o de complacencia nos han manchado a todos. Tenemos que desandar un largo camino. Nuestra esperanza no debe ser impaciente.

"Asistiremos, increíblemente, a un extraño espectáculo. El de un gobierno que condesciende al diálogo, que puede confesar que se ha equivocado, que prefiere la razón a la interjección, los argumentos a la mera amenaza.

"La esperanza, que era casi imposible hace días, es ahora nuestro venturoso deber".
Borges murió el 14 de junio de 1986. Alfonsín, el 31 de marzo de 2009. Lo que ellos representan sigue vivo.
 

sábado, 11 de abril de 2009

Por dentro y por fuera


Frei Betto

El Estado, igual que ciertas empresas de obras públicas, es una entidad con doble discurso: “hacia dentro” asume decisiones según los parámetros de la racionalidad; por eso es tan complejo como los circuitos de las neuronas de nuestro cerebro. El Estado es el cerebro y su burocracia la red aparente de aquellas intrincadas conexiones que le hacen ordenar la sociedad, bien rumbo al desarrollo, bien para reprimir o consentir la corrupción.

Pero el Estado no opera sólo en el plano racional. Hay en él otro lenguaje, “hacia afuera”, disimulado, subjetivo, no visible o audible o público; lenguaje acuñado en la hoguera de las vanidades, en las disputas internas, en los trabajos de pasillos, en la defensa de los intereses corporativos, en las sendas oscuras de la corrupción. Las decisiones racionales son manifestaciones de ese juego entre bastidores que el público no percibe y donde ocasionalmente se considera lo que es su interés.

A eso se llega por vías transversales, pues las decisiones políticas no siempre son razonables, dependen de afectos, emociones, empatías y simpatías, alianzas y acuerdos. Esa endogamia es de las más frecuentes y peores prácticas políticas. Una persona es nombrada para tal función (por ejemplo el Senado) no por reunir las cualidades necesarias, aunque eso también cuenta, pero casi nunca es prioritario: o porque haya sido democráticamente elegida o señalada por quienes integran la institución que va a dirigir. Es nombrada porque el político tiene que agradar a un amigo, sacar a un correligionario del ostracismo, compensar la derrota electoral de un aliado histórico, favorecer un arco de alianzas electorales, atender el pedido de un senador o un diputado, o del presidente de su partido, el cual, a su vez, tampoco se destaca por tener en cuenta la ecuación cargo-responsabilidad-competencia.

Son esas razones subjetivas las que producen tantos nombramientos de extraños en el nido, y el diablo es que el extraño pasa a detentar el poder en el nido y a golpear los huevos a su modo. De ese modo se abre una fosa entre intereses corporativos y públicos.

El Estado moderno padece de esquizofrenia estructural. Nadie sabe precisar con exactitud la línea fronteriza entre gobierno y Estado, a pesar de que la diferencia entre uno y otro conste en cualquier manual de política.

En la práctica el gobierno se coloca por encima del Estado por el simple hecho de encarnarlo y representarlo. Y todo gobierno se empeña en cooptar al Estado, reducir al máximo la distancia entre ambos y, si es posible, invertir la polaridad: lograr que el Estado se enmarque dentro del gobierno.

Esa paradoja es tanto más penosa para la población cuanto más frágil resulte el Estado por la sucesión de gobiernos que lo ocupan. Si un ciudadano enfermo comparece a un puesto de salud, en principio debiera merecer toda la atención del Estado, independientemente del gobierno de turno. Y todo gobierno, excepto en los regímenes autocráticos y dictatoriales, es provisional, al contrario del Estado, que posee carácter permanente. La promiscuidad entre gobierno y Estado y el modo como aquél abusa de éste, impiden que el ciudadano enfermo tenga seguridad de que el servicio de salud pública sea un derecho que no le faltará.

Si el gobierno nombra a incompetentes para regir la salud y atiende a las presiones de la industria farmacéutica y de los programas privados de salud, interesados en socavar los servicios públicos que amenazan la multiplicación de los beneficios privados, entonces el enfermo verá reducida su vida por el simple hecho de que el Estado no es una institución estable, consolidada, por encima de los caprichos de cada gobierno que periódica y sucesivamente lo ocupa.

Según Maquiavelo, se mantiene en el poder con mayores dificultades el gobernante que depende de la ayuda de los poderosos que quien se apoya en el pueblo. Éste, cuando se enfada con el gobernante, lo abandona (véase la actitud del electorado sudamericano frente a los candidatos neoliberales). Pero los poderosos no sólo le abandonan sino que se vengan. El gobernante puede derribar poderosos, pero no al pueblo. Por lo cual debe gobernar siempre con el pueblo.

En tiempos de crisis, el Estado, como un padre, vuelve a ejercer su autoridad sobre esta hija querida que, ambiciosa, se emancipó y, desorientada, hizo lo que no debía: la economía. Quizás tenga ahora una posibilidad de reducir la antinomia entre el “hacia dentro” y “hacia fuera”. Siempre que no se quiera perfumar el chivo que entró en la sala al pretender inhibir al Ministerio Público y a la Policía Federal en el combate a la corrupción. Como sugiere Enmanuel Lévinas, la política debe ser controlada y criticada siempre a partir de la ética. Es mejor expulsar al chivo y hacer coincidir transparencia y actividad política. (Traducción de J.L.Burguet)

- Frei Betto es escritor, autor de “Calendario del Poder”, entre otros libros.

domingo, 5 de abril de 2009

TODA UNA SOCIEDAD CULPABLE DE LA MUERTE DEL BUEN PASTOR


(Osvaldo Bayer – 1985)


Estuvimos tras las huellas dejadas por esa figura inolvidable de la solidaridad y fraternidad humanas: el obispo Angelelli. Y nos dimos de frente con una realidad cruel, muy cruel, increíblemente hipócrita. La realidad de nuestra sociedad y la de las columnas donde se asienta.

Acompañé a un equipo de la televisión alemana para filmar un documental sobre el obispo riojano cuya figura se agiganta cada vez más en el extranjero a medida que aquí se lo trata de esconder y negar día a día.

Uno de nuestros primeros pasos nos llevó a Neuquén, a conversar con el obispo De Nevares. El nos habló de la soledad de Angelelli en la asamblea episcopal. De Nevares nos relató con emoción cómo, recién después del asesinato del ministro de Cristo, se dio cuenta realmente de que hubiera podido hacer más, tal vez, por acompañarlo. Angelelli callaba los peligros que se cernían sobre él mismo y continuaba su lucha. Aunque no callaba las persecuciones de que eran objeto sus curas, sus monjas, sus laicos. Pero en el conciliábulo de los príncipes de la Iglesia no había oídos para su voz. Lo dejaron solo. Y cuando ocurrió su martirio, cuando quedó tirado sobre el pavimento en la soledad de los Llanos, con los brazos abiertos como el Jesús crucificado, los príncipes de la Iglesia, sus hermanos en Caín, callaron, y siguen callando aún.

En Neuquén nos encontramos por casualidad con otro purpurado, el vicario general de las Fuerzas Armadas, monseñor Medina. Le preguntamos si quería opinar ante la televisión alemana acerca de la figura de monseñor Angelelli. Nos respondió nada más que esto: ";No! ¡no! y ¡no!" Con la arrogan¬cia de aquellos cardenales de la Inquisición, todopoderosos.

Pero, por lo menos, el obispo militar dio la cara. Hubo otro que no la dio y su repuesta fue igual de terrible. A través del cónsul alemán en Córdoba se pidió una entrevista al cardenal Primatesta. La respuesta telefónica -que recién se produjo siete días después-, fue rotunda: "De ninguna manera".

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina no perdió una sola palabra ni un minuto de tiempo para hablar sobre el mártir riojano. Lo negaba. El gallo bíblico había ya cantado tres veces y monseñor continuaba negando a su hermano sacrificado. Pero no por miedo, como el apóstol Pedro, sino porque Angelelli es la memoria permanente y punzante de una jerarquía eclesiástica que vio asesinar, secuestrar, torturar, violar, robar y calló.

Calló hasta cuando las bandas uniformadas asesinaron a los pastores de sus propios rebaños. El "de ninguna manera" sonó como una cachetada en el rostro de quienes habían venido desde Europa a conocer la palabra de la jerarquía eclesiástica sobre el obispo riojano. Ahí sí que comprendieron lo que significa el pecado de soberbia, táctica un tanto burda para cubrir el pecado de complicidad -en este caso el silencio- ante toda una política que produjo el holocausto argentino.


La valiente actitud del obispo De Nevares, quien en 1982 declaró que el supuesto accidente de monseñor Angelelli había sido un crimen, obró para que la causa judicial se reabriera. Pero la Conferencia Episcopal siguió guardando silencio -como si nadie les hubiese informado nada— y sigue guardando silencio.

Pero no sólo es la Iglesia la que guarda silencio sobre el crimen. También callan los poderes políticos y calla toda una sociedad culpable.


Porque una verdadera investigación por el asesinato de Angelelli se convertiría en un juicio a la sociedad argentina. Cómo es posible que cuando el honesto juez Oyola de Chamical ordena la detención del coronel Malagamba, el gobierno del doctor Alfonsín responde ascendiendo al inculpado a general de la Nación.


¿No es eso acaso intromisión en la justicia, no es eso una presión enorme sobre las espaldas de un juez absolutamente solo que tiene ya los hilos de la confabulación que llevó al asesinato de los curas Murias y Longueville, verdadero prefacio a la posterior eliminación de Angelelli?


Hay testigos que vieron a los dos curas en la Base Aérea de Chamical antes de ser asesinados. El día anterior, había llegado a la base el coronel Malagamba -hoy general de la democracia-jefe del área de Seguridad 314 durante la dictadura..Los dos sacerdotes aparecieron muertos, atados y amordazados, con evidentes señales de torturas, a quince kilómetros de la base aérea. Santos Fernández, el poblador cercano al lugar donde fueron hallados los cadáveres, que oyó los tiros y vio partir el automóvil de los asesinos, apareció poco después también muerto. La policía provincial caratuló sospechosamente el expediente como "muerto en accidente de caza".


El asesinato de los dos "padrecitos" -como los llaman los pobladores humildes de La Rioja que dejan su plegaria ante las cruces levantadas junto a los rieles- era la contestación a la obra y las palabras de justicia del obispo. Semanas antes, monseñor Angelelli había expulsado de la misa al comodoro Aguirre, el todopoderoso dueño y señor de Chamical, por haberlo querido interrumpir en su homilía. El orgullo del jefe de la base había quedado herido. Decir la verdad en 1976 no temblar ante los jerarcas de la represión -mientras todos callaban- era condenarse a muerte. Dos semanas después del vil asesinato de los padrecitos, apareció monseñor Angelelli tirado sobre el pavimento, con los brazos extendidos y mirando al cielo, sin vida.


Los culpables siguen libres. Ascendidos, o en sus latifundios o en sus puestos de gobierno. Tal vez el símbolo más patente del pecado de toda una sociedad riojana sea el estado actual del latifundio de Azalini. Ese fue el predio -tierra y agua juntas- que monseñor Angelelli quería que se diese a los campesinos sin tierra para que se organizara una cooperativa de trabajo. Por muerte del dueño, las tierras casi no se labraban, perdiéndose el agua. Cuando Angelelli expuso el proyecto de expropiación, comenzó la campaña contra el obispo llamándolo comunista y acusándolo de querer hacer funcionar un "Koljós". Eran tiempos del primer gobierno de Carlos Saúl Menem. El proyecto llegó a la legislatura y fue rechazado por el voto de los diputados radicales y de la mitad de la bancada justicialista. El sueño del obispo y sus pobres campesinos no pudo cumplirse. Hoy habría que llevarlos a esos legisladores que se llenan la boca con la palabra democracia -que no es sólo el derecho a voto sino también el derecho a compartir las riquezas de la tierra- a visitar el latifundio Azalini: todo abandonado. Las casas en ruinas, los campos inservibles ya por las malezas -se necesitarían millones para limpiarlos- y el agua que se pierde. Lo que hubiera podido ser un vergel de frutos, solidaridad y trabajo, es hoy un páramo.


A Angelelli no sólo lo habían matado los verdugos de uniforme sino toda una sociedad egoísta y farisea.

"La muerte de monseñor Angelelli -nos dijo el actual obispo de La Rioja, monseñor Witte- comenzó mucho antes, con los sucesos de Anillaco". Allí, una pueblada organizada por los terratenientes y bodegueros de la zona, capitaneados por Amado Menem, expulsó violentamente de la iglesia del lugar a monseñor Angelelli y a sus curas y monjas. Fue una cobarde acción, donde con piedras y puntapiés y al grito de "Angelelli comunista", el representante de la iglesia tuvo que abandonar el lugar. Ese acto brutal contra un hombre pacífico, cuya única arma era la palabra, fue el punto inicial de su calvario que lo llevaría a quedar crucificado en la ruta de cemento de los llanos solitarios. El diario "El Sol", de Tomás Alvarez Saavedra, lo difamaba diariamente llamándolo "Satanelli" en vez de Angelelli. Era el reino cobarde de la patota. En nuestro país había piedra libre y lodo quedaba impune.


El juez de Chamical. Héctor Antonio Oyola, que llevó la causa de los dos curas asesinados desde 1985 pidió a la jerarquía eclesiástica colaboración para profundizar la investigación. Los cardenales Aramburu y Primatesta y también el obispo Rubiolo quien se había hecho cargo de la diócesis de La Rioja en el primer año después de la muerte de Angelelli- contestaron con toda frialdad que no tenían ningún dato para agregar. Sólo De Nevares., Hesayne y Novak contestaron que deseaban ayudarlo. El juez se fue quedando solo, allí en su pequeña oficina de Chamical teniendo enfrente a la todopoderosa base de la Aeronáutica. Y como epílogo de todo este drama que es la actualidad judicial argentina, al juez Oyola, para alejarlo de la causa, lo ascienden, "promo-vertur ut removertur", decían los antiguos latinos.


El juez de instrucción de La Rioja. Aldo Morales, que entiende en la causa del "misterioso accidente" de Angelelli, tiene que atender, a su vez, decenas de otras causas que se le van sumando todos los días. Un hombre solo contra todo el aparato, contra una sociedad que cambió el disfraz pero que sigue siendo la misma. La piel de oveja ha cubierto al lobo, pero los dientes siguen afilados.


La Iglesia tendría que haber lanzado toda la fuerza de su poder a fin de ayudar a esclarecer la muerte de su pastor. El actual gobierno de Menem tendría que haber empleado todos los medios para aclarar todas las "misteriosas circunstancias". La legislatura riojana -a través de sus representantes justicialistas y radicales- tendría que haber designado una comisión investigadora. Nada se hizo. "Está en la justicia", dicen pomposamente los políticos. "Respetamos la división de poderes", dicen los hombres de gobierno. La gran coartada, la gran farsa, el gran fariseísmo. Es que nada ha cambiado. Son los representantes de la misma sociedad riojana que crucificó al buen pastor en la cinta de cemento de los llanos.

OSVALDO BAYER


El artículo fué rescatado por fmamerica.com portal al que puede accederse haciendo clic en el título.

sábado, 4 de abril de 2009

Lecciones de Seattle para Londres

Escuche

Por Amy Goodman

Las protestas dominan las noticias, mientras los líderes mundiales se reúnen en Londres para asistir a la Cumbre del Grupo de los Veinte. La guerra, la economía, la globalización corporativa y la oposición popular al rescate financiero están en el primer plano.

Los ejecutivos reciben grandes compensaciones mientras los trabajadores y los sindicatos son obligados a hacer concesiones. El Presidente Barack Obama heredó una serie de crisis profundas e interrelacionadas, sin embargo se ha generado una gran expectativa a nivel mundial de que él puede ser el agente del cambio.

La semana pasada, Obama realizó una conferencia "Abierta a Preguntas" en la Casa Blanca, que fue trasmitida a través de Internet. Las preguntas fueron planteadas previamente por el público y se realizó una votación para determinar su popularidad. Esta es la respuesta de Obama a una pregunta sobre la marihuana:

"Debo decir que hubo una pregunta que tuvo muchos votos y es si legalizar la marihuana mejorará la economía y la generación de empleo. No sé qué dice esto sobre la audiencia de Internet, pero esta fue una pregunta bastante popular y queremos asegurarnos de que sea respondida. La respuesta es no, no creo que sea una buena estrategia para el crecimiento de nuestra economía".

La popularidad de esa pregunta podría señalar la preocupación del público ante la política de drogas de Estados Unidos, y el impacto negativo que ha tenido la llamada guerra contra las drogas en nuestra sociedad.

Esta primavera estoy realizando una gira por todo el país, en la que visitaré más de 70 ciudades. En Seattle, entrevisté a un fuerte crítico de las leyes sobre drogas de Estados Unidos, que me dijo: "De hecho, apoyo la legalización de todas las drogas".

Estas palabras provinieron de un defensor bastante inusual: el ex Jefe de Policía de Seattle, Norm Stamper. Stamper es miembro de la junta asesora de la Organización Nacional por la Reforma de las Leyes de la Marihuana (NORML, por sus siglas en inglés) y portavoz de la organización Law Enforcement Against Prohibition (Aplicación de la ley en contra de la prohibición o LEAP, por sus siglas en inglés). Stamper explicó: "Hemos gastado un billón de dólares en la consecución de esa guerra desde que Richard Nixon proclamó a las drogas como el enemigo público número uno y declaró una guerra abierta contra las drogas, y ¿qué resultados podemos mostrar? A pesar de que los índices pueden fluctuar, las drogas están disponibles más fácilmente hoy en día, a precios más bajos y a niveles más altos de potencia que nunca antes. Entonces es un fracaso colosal. Y la única forma de provocar la quiebra de estos cartels, y de reestablecer la salud y la seguridad en nuestros barrios es regular ese comercio, en lugar de prohibirlo".

Mientras Stamper promueve una reforma, su sucesor como jefe de policía de Seattle, Gil Kerlikowske, como escribió Stamper en su blog, "está en camino al otro Washington para asumir el cargo de 'zar de las drogas'…para defender la permanencia de las leyes de drogas del país".

La Secretaria de Estado Hillary Clinton reconoció recientemente, camino a México, "Nuestra demanda insaciable de drogas ilegales estimula el tráfico de drogas". También estimula una creciente población carcelaria (algunos estados que tienen problemas financieros están liberando a delincuentes no violentos vinculados a las drogas para ahorrar dinero), la militarización de la frontera entre Estados Unidos y México, y la epidemia de violencia vinculada a las drogas en México. Los cartels compran rifles de asalto AK-47 y otras armas en Estados Unidos, y luego las ingresan ilegalmente a México. Paul Helmke, presidente del Centro Brady para Prevenir la Violencia con Armas, me dijo hace poco "La gente de México se dio cuenta de lo que los delincuentes en Estados Unidos se dieron cuenta hace mucho tiempo: Nuestras leyes débiles y casi inexistentes en Estados Unidos están facilitando que estas armas ingresen a México".

Con la creciente aceptación estado tras estado de los usos médicos de la marihuana, con la despenalización de la posesión de pequeñas cantidades en varias jurisdicciones y con el alto costo del encarcelamiento en comparación con el tratamiento, el sentimiento público parece inclinarse a favor de un cambio.

Norm Stamper demoró años en aprender las difíciles lecciones de la fallida guerra contra las drogas. Las lecciones difíciles parecen ser su fuerte.

El era el Jefe de Policía de Seattle durante las protestas contra la Organización Mundial del Comercio en 1999: "Cometí errores graves previo a esa semana y durante esa semana y lo único que puedo decir es que lamento muchísimo no haber hecho determinadas cosas y haber hecho otras. No vetar una decisión de utilizar agentes químicos, también conocidos como gases lacrimógenos, contra cientos de manifestantes pacíficos. Como jefe debería haberme dicho: 'Por un bien mayor, no deberíamos haber traído esos agentes químicos. Creo que no deberíamos haber aumentado los riesgos'. No culpo a quienes estuvieron allí, me culpo a mí mismo". Ahora él suena más como uno de los manifestantes en contra de la OMC a los que sus fuerzas lanzaron los gases lacrimógenos: "Ahora estamos cosechando lo que sembramos en la forma de globalización desenfrenada y libre comercio sin trabas y creo que es hora de que todos nosotros en este país, mientras intentamos salir de esta crisis económica mundial, analicemos realmente lo que significan los problemas de justicia social y económica dentro del contexto de la globalización".

Los líderes del G-20 en Londres, y los que asistan a la cumbre de la OTAN después, tienen la oportunidad de aprender de Norm Stamper, ordenarles a sus fuerzas de seguridad que guarden las pistolas de choques eléctricos y los gases lacrimógenos, y sorprender al mundo al considerar seriamente las voces de los que están manifestándose afuera.

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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

Amy Goodman es presentadora de "Democracy Now!", un noticiero internacional diario de una hora de duración que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue distinguida con el "Right Livelihood Award", también conocido como el "Premio Nobel Alternativo", otorgado en el Parlamento Sueco en diciembre.

© 2009 Amy Goodman

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

jueves, 2 de abril de 2009

consentimiento libre, previo e informado (CLPI)


COORDINADORA ANDINA DE ORGANIZACIONES INDÍGENAS – CAOI

Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile, Argentina


Dirigentes indígenas de 35 países se reunieron del 23 al 25 de marzo en Manila, Filipinas, para participar en la Conferencia Internacional sobre Industrias Extractivas y Pueblos Indígenas.  La Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, CAOI, participó en esta Conferencia, que emitió la siguiente Declaración:


Declaración de la Conferencia Internacional sobre Industrias Extractivas y Pueblos Indígenas

23-25 de marzo de 2009 / Legend Villas, Metro Manila, Filipinas

 

Cuando se hayan talado todos los árboles,

Cuando se hayan cazado todos los animales,

Cuando todas las aguas estén contaminadas,

Cuando el aire sea irrespirable,

Sólo entonces os daréis cuenta de que el dinero no se puede comer.

 

Trata bien a la tierra, no te la han dejado tus padres, te la han prestado tus hijos. No heredamos la Tierra de nuestros ancestros, nos la prestan nuestros hijos.

Jefe Seattle

 

Nosotros, los Pueblos Indígenas y grupos de apoyo de 35 países de todo el mundo y representantes de muchas más Naciones Indígenas nos hemos reunido en esta Conferencia Internacional sobre Industrias Extractivas y Pueblos Indígenas. Como Pueblos Indígenas tenemos una cosmovisión propia, diversidad de idiomas, historia, espiritualidad, territorios, que han existido desde tiempos inmemoriales. Pero ahora nos encontramos dentro de las fronteras de los Estados, que han establecido normas y leyes de acuerdo a sus intereses. Debido a esto, hemos sufrido de forma desproporcionada el impacto de las industrias extractivas, porque en nuestros territorios se encuentra más del 60% de los minerales más ambicionados del mundo. Esto ha supuesto muchos problemas para nuestros pueblos, ya que ha atraído a las corporaciones de industrias extractivas para explotar insosteniblemente nuestras tierras, territorios y recursos sin nuestro consentimiento. El resultado han sido las peores formas de degradación ambiental, violaciones de los derechos humanos y desposesión de nuestras tierras y se está contribuyendo al cambio climático.

 

La degradación ambiental incluye, entre otros factores, la erosión de nuestra frágil diversidad biológica, la contaminación del suelo, del aire y del agua y la destrucción de sistemas ecológicos enteros. Las industrias extractivas, especialmente las extractoras de combustibles fósiles, han contribuido además, de manera significativa, al cambio climático que está destruyendo nuestra Madre Tierra.

 

Las violaciones de los derechos humanos van desde las violaciones del derecho de los Pueblos Indígenas a la libre determinación (que incluye el derecho a determinar el desarrollo, económico, social y cultural propio) a los derechos a las tierras, territorios y recursos, además de desplazamientos y violaciones de los derechos civiles y políticos más fundamentales, como detenciones y arrestos arbitrarios, torturas, desapariciones forzosas y asesinatos.

 

Nuestra diversidad cultural se ha visto también muy erosionada por la destrucción de la diversidad biológica y de las tierras, territorios y recursos en las que nuestras culturas se basan por causa de las industrias extractivas. Esta erosión de nuestra diversidad cultural es también resultado de la imposición de sistemas coloniales y la invasión de no indígenas. Las corporaciones entran en nuestros territorios prometiendo desarrollo a través de empleos, construcción de infraestructuras y pago de impuestos al gobierno. A pesar de estas promesas, sigue habiendo una situación de pobreza absoluta entre aquellos que viven cerca del proyecto. Esta situación ha atizado los conflictos entre los Pueblos Indígenas, el Estado y las corporaciones de las industrias extractivas, causando además divisiones dentro de las propias comunidades indígenas.

Debido a todo lo anterior, afirmamos que:

  • Los Pueblos Indígenas somos titulares de derechos, con vínculos inseparables con las tierras, territorios y recursos que hemos poseído, ocupado o utilizado o adquirido en cualquier otra forma, y no deben ser tratados como simples partes interesadas. Tenemos derecho a la libre determinación de nuestra condición política y a elegir libremente nuestro desarrollo económico, social y cultural (artículo 3 de la Declaración).
  • Nuestros derechos son inherentes e indivisibles y queremos el reconocimiento pleno de nuestros derechos sociales, culturales y económicos y también de nuestros derechos civiles y políticos.
  • Deben condenarse todas las doctrinas, políticas y prácticas basadas en la presunta superioridad de ciertos pueblos y concepciones coloniales.
  • Contribuimos a la diversidad y riqueza de las culturas que conforman la humanidad y creemos que podemos enseñar lecciones valiosas al resto del mundo a través de nuestros valores y visiones del mundo sobre cómo tratar a la tierra con respeto.
  • Debe ponerse fin a la destrucción de los lugares sagrados y las áreas de importancia espiritual y cultural de los pueblos indígenas.
  • Debe reconocerse la vulnerable situación de las mujeres y los jóvenes en relación con los impactos de la minería, incluida la pérdida de medios de vida, la violencia y los impactos en la salud y bienestar.
  • Debe rechazarse el modelo de desarrollo basado en el consumo y producción insostenibles y en la globalización corporativa, que empuja la entrada de las industrias extractivas en nuestros territorios.
  • Los proyectos de industrias extractivas no pueden tener preferencia sobre nuestro derecho a las tierras, sin que importe si nuestros derechos están reconocidos legalmente o son derechos de usufructo.
  • Debe terminar de inmediato la criminalización de la resistencia de las comunidades, la intimidación violenta, el acoso y el asesinato de nuestros dirigentes, activistas y abogados que trabajan en defensa de nuestras tierras y vidas.
  • Los proyectos de las industrias extractivas no deben tener preferencia sobre el derecho humano al agua. El agua es especialmente importante en nuestras vidas y es sagrada para nosotros. Además, las mayores reservas de agua dulce se encuentran en nuestros territorios.
  • El derecho al agua es un derecho humano fundamental que debe reconocerse. Condenamos, por tanto, la conducta del Consejo Mundial del Agua que reduce el derecho al agua a una "necesidad básica".
  • Las negociaciones sobre cambio climático no pueden ser conducidas únicamente por los estados y las organizaciones internacionales a menos que haya una participación plena y efectiva de los Pueblos Indígenas. Además, las medidas de mitigación y adaptación en relación con el cambio climático deben diseñarse e implementarse respetando los derechos de los Pueblos Indígenas.
  • Debe terminarse la imposibilidad de hacer que las industrias extractivas rindan cuentas en los países en los que operan y en los países de origen y deben crearse de inmediato mecanismos para la rendición de cuentas y el cumplimiento de las obligaciones.
  • La implementación de iniciativas interestatales de infraestructuras, como la Iniciativa de para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) que suponen el desarrollo de megaproyectos en nuestras tierras sin obtener antes nuestro consentimiento libre, previo e informado (CLPI) son destructivas para nuestras culturas y nuestra supervivencia y niegan nuestro derecho a la libre determinación.

Por todo lo anterior y para garantizar el respeto a los derechos reconocidos en la Declaración, además de la integridad ecológica de nuestro planeta y nuestras comunidades, pedimos:

  • Que se detenga el expolio de nuestras tierras, territorios y recursos.
  • Una moratoria sobre nuevos proyectos de minería, petróleo y gas que afectan o amenazan a nuestras comunidades hasta que se hayan adoptado estructuras y procesos que garanticen el respeto a nuestros derechos humanos. Quienes determinen cuándo se ha cumplido con esta exigencia solo pueden ser las comunidades cuyas vidas, medios de vida y medio ambiente se ven afectados por estos proyectos.
  • Debido proceso y justicia para los opositores a las industrias extractivas que son víctima de violaciones de derechos humanos.
  • Revisar todos los proyectos en ejecución que se aprobaron sin respetar nuestro CLPI ni nuestros derechos de libre determinación.
  • Compensación y restitución por los daños hechos a nuestras tierras, territorios y recursos y rehabilitación de nuestro medioambiente degradado a causa de proyectos de las industrias extractivas que no tuvieron nuestro libre consentimiento informado previo.

 
Pedimos a las comunidades indígenas y a quienes les apoyan:

  • Que se cree un mecanismo internacional que trabaje sobre la cuestión de Pueblos Indígenas e industrias extractivas, con el objetivo de compartir información, educación, defensoría y de defender nuestros derechos.
  • Que se coordine investigación sobre las compañías mineras, sus procesos y fuentes de inversiones para empoderar a las comunidades, elaborar planes estratégicos y garantizar el reconocimiento de nuestros derechos.
  • Que afirmen su derecho a controlar la autorización de proyectos y, cuando se haya otorgado el CLPI, que las actividades extractivas en tierras y territorios indígenas se llevan a cabo bajo el derecho consuetudinario indígena.
  • Que creen un mecanismo para recopilar antecedentes legales de sentencias judiciales relevantes sobre Pueblos Indígenas e industrias extractivas.
  • Que se construyan relaciones con grupos no indígenas preocupados por el problema de las industrias extractivas, a nivel nacional e internacional, para encontrar puntos en común.
  • Que se establezca un Día Internacional de Acción sobre Industrias Extractivas y Pueblos Indígenas.

Pedimos a las organizaciones de la sociedad civil:

  • Que aumenten su apoyo y solidaridad de un modo que respete las cuestiones indígenas.
  • A las ONG de conservación, en particular, que no se impongan ni nos impongan sus opiniones sino que respeten a nuestras autoridades legítimas y busquen el CLPI de las comunidades antes de intervenir. Esto también se aplica a los académicos, incluidos los antropólogos.

Pedimos a las compañías:

  • Que respeten las normas internacionales de derechos en todas las jurisdicciones, en especial las normas mínimas que se recogen en la Declaración y que incluyen, en particular, el derecho a las tierras, territorios y recursos y el derecho derivado de CLPI. Esto debe aplicarse también a los consultores.
  • Que se sometan a un monitoreo independiente y creíble.
  • Que rindan cuentas por los desastres ambientales, por la destrucción y por la violación de derechos humanos resultantes de sus operaciones.
  • Que empleen tecnologías seguras y respeten el principio de precaución a todos los niveles y en todos los proyectos.
  • Que reconozcan la especial vulnerabilidad de las mujeres indígenas ante los impactos negativos de las industrias extractivas.
  • Que garanticen una plena transparencia en todos los aspectos de sus operaciones y especialmente que garanticen que las comunidades afectadas tienen pleno acceso a la información en formas y lenguas que puedan comprender.
  • Que lleven a cabo evaluaciones de impacto ambiental, social, cultural y de derechos humanos con los mejores estándares internacionales, garantizando la revisión independiente y la participación de los Pueblos Indígenas.

Pedimos a los inversores:

  • Que se aseguren de que las políticas en relación con las inversiones en territorios indígenas reflejan los derechos articulados en la Declaración y que los índices éticos que utilizan basan sus recomendaciones de inversión en información de terceras partes y no solo en información de la compañía en la que pueden invertir.
  • Que no inviertan en proyectos relacionados con los hidrocarburos.

Pedimos a los Estados:

  • Que aquellos estados que aún no lo han hecho, adopten la Declaración de la ONU y ratifiquen el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y que quienes lo hayan hecho, respeten los derechos en ellos recogidos.
  • Que establezcan, en consulta con los Pueblos Indígenas, mecanismos y procedimientos claros en el nivel nacional para la aplicación de los instrumentos jurídicos internacionales, especialmente la Declaración, el Convenio 169 y la Convención Internacional para la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial (CIEDR).
  • Que revisen las leyes y políticas sobre industrias extractivas que sean perjudiciales para los Pueblos Indígenas y garanticen la coherencia con la Declaración y los instrumentos internacionales de los derechos de los Pueblos Indígenas.
  • Que reconozcan y apliquen los derechos de los Pueblos Indígenas en relación con el CLPI tal como se recoge en la Declaración y de acuerdo con nuestro derecho consuetudinario y prácticas tradicionales.
  • Que reconozcan y garanticen la demarcación y titulación de nuestros territorios ancestrales.
  • Que reconozcan nuestro derecho consuetudinario y mecanismos tradicionales para la resolución de conflictos.
  • Que apoyen el trabajo de los Pueblos Indígenas en el desarrollo de alternativas económicas frente a las industrias extractivas para aliviar la situación de pobreza que crea falsa dependencia de las industrias extractivas.
  • Que supriman los fondos de riesgo y todas las formas de participación privada que no sean transparentes ni estén bien reguladas y que distorsionan el precio de los minerales.
  • Que legislen y regulan a través de procesos de realización de evaluaciones de impacto ambientales, sociales, culturales y de derechos humanos, con un monitoreo continuado durante todas las fases de la producción y rehabilitación.
  • Que protejan a los activistas indígenas, defensores de derechos humanos y abogados que trabajan en cuestiones de derechos humanos, y cuando las violaciones sean responsabilidad del Estado, exigimos que se acabe con las violaciones de los derechos de nuestros pueblos.
  • Que se prohíban ciertas prácticas mineras dañina, incluidos los vertidos de residuos en los ríos, la quema de gas, vertido de aguas residuales, los vertidos submarinos, el desmonte de las cimas de las montañas y la minería a cielo abierto. Dados los riesgos que supone el cambio climático, debe reconsiderarse seriamente la construcción de depósitos de residuos en zonas costeras bajas y en áreas expuestas a fenómenos meteorológicos extremos.
  • Que garanticen que sus políticas y programas de cooperación al desarrollo respetan los derechos de los pueblos indígenas, en particular en el contexto de las industrias extractivas y nuestro derecho al CLPI.

Pedimos al Foro Permanente de la ONU para las Cuestiones Indígenas (FPCI) y otros organismos multilaterales:

  • Que el Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas lleve a cabo un estudio, con participación de los Pueblos Indígenas, sobre los impactos que les generan las industrias extractivas, consolidando todas las recomendaciones, observaciones y decisiones de los organismos de los tratados y de la Carta de la ONU en relación con el tema e identificando las medidas que han tomado los Estados en respuesta a las mismas.
  • Que los mecanismos, agencias y organismos de la ONU promuevan la elaboración de mecanismos y procedimientos para que los Estados implementen las normas mínimas contenidas en la Declaración, en particular el derecho al CLPI.
  • Que se establezcan procedimientos que den la oportunidad a las comunidades indígenas de solicitar la ayuda de las agencias relevantes de la ONU para el monitoreo y la obtención de información independiente en los procesos de CLPI.
  • Que se apoye la propuesta de los Pueblos Indígenas de que haya un Día de la Madre Tierra y se anime a todas las agencias, mecanismos y organismos de la ONU a que también lo hagan.
  • Exigimos participación y plena y efectiva de los Pueblos Indígenas en todas las discusiones y decisiones relativas a los acuerdos y convenios internacionales que traten de cuestiones sobre la diversidad biológica o el cambio climático.
  • Que enfatice la necesidad de responder a los impactos directos e indirectos de las industrias extractivas en el cambio climático incluidos los asociados a las medidas de mitigación.
  • Que enfatice la necesidad de la amplia difusión de la información y del debate crítico entre los Pueblos Indígenas sobre los mecanismos y negociaciones en marcha en relación con el comercio y el mercado de carbono.
  • Que solicite al Representante Especial del Secretario General de la ONU sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas comerciales, John Ruggie y otras organizaciones, organismos y agencias de la ONU que promuevan la aplicación de legislación en los estados de origen de las corporaciones transnacionales que proporcione jurisdicción extraterritorial en relación con sus actividades.
  • Que recomiende que el Grupo Banco Mundial actualice sus directivas operativas y sus políticas de salvaguarda relativas a los Pueblos Indígenas para incluir el derecho al CLPI tal como se exige en la Declaración.
  • Que recomiende que el Grupo Banco Mundial termine de inmediato con la financiación, promoción y apoyo de proyectos relacionados con los combustibles fósiles y con la minería a gran escala en tierras indígenas y establezca un cronograma para terminar con tal financiación.
  • Que recomiende que el Banco Mundial deje de influir en el diseño de políticas nacionales en los países en desarrollo para promover los intereses de las corporaciones transnacionales por encima de los derechos de las comunidades indígenas.
  • Que recomiende que la Organización Mundial de la Salud considere llevar a cabo un estudio sobre el impacto del cianuro y los metales pesados sobre el derecho a la salud de las comunidades impactadas por la minería.
  • Que trate de la urgente necesidad de un reconocimiento genuino de las derechos religiosos, culturales y espirituales indígenas, incluidos sobre sus lugares sagrados en el contexto de los proyectos extractivos.
  • Que recomiende que todos los tratados bilaterales garanticen el respeto de los derechos humanos de los pueblos indígenas.


--
Norma Aguilar Alvarado
**********************************
Área de Comunicaciones
Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas - CAOI
Ecuador-Colombia-Perú-Bolivia-Chile-Argentina
Dirección: Jr. Carlos Arrieta # 1049 Santa Beatriz, Lima - Perú
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"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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