domingo, 12 de abril de 2009

Alfonsín, el milagro de Borges y el empalago sin pudor de estos días

 

-Leo  hoy en el suple Zona de Clarín a Julio Blanck:

Tanta palabra dicha y escrita. Tanto elogio sincero y tanto charlatán de ocasión. Tantos que lo acompañaron siempre y tantísimos otros que supieron ponerle piedras en el camino, o que directamente le revolearon las piedras por la cabeza, o lo quisieron ignorar y negar, y ahora lo reverencian en una corte adulona y grosera. Tanta abundancia de Alfonsín en la simbolización política de estos días.

Todos quieren apropiarse de Alfonsín, representar sus valores, portar su legado, olvidar sus errores y disimular sus fracasos, llevar su bandera y agitarla, como propia, ante los ojos de una sociedad fatigada, desencantada, temerosa por la crisis que le prometen y ya se empieza a sentir, y que dentro de once domingos tiene que volver a votar.

Es algo empalagosa tanta abundancia, aunque no por eso menos merecida. Y muy entendible, si se echa un vistazo rápido, aun piadoso, a los actores políticos de hoy y a los libretos que recitan.
Los radicales, herederos naturales, se arremolinan ya sin pudor en torno de Julio Cobos, al que habían echado a patadas porque los abandonó para correr en brazos de la seducción kirchnerista. Eso fue antes de que Cobos abandonara a Kirchner y a Cristina, trepando de un salto a una popularidad que persiste y confirmando su notable capacidad para desplazarse hacia donde calienta el sol.

Los kirchneristas, ahora pretendidos compañeros de principios e infortunios de Alfonsín en un discurso que no creen siquiera sus más disciplinados centuriones, hablan de ilusorias paralelas con líder recién muerto mientras falsifican las candidaturas que vienen, anotando candidatos a cargos que no piensan ocupar. Quizás supongan, en el fondo de su historia y de su ideología, que "la democracia es un abuso de la estadística", definición infeliz de Jorge Luis Borges, que no era peronista justamente.

Los demás protagonistas de la política, gobernadores y diputados, piqueteros y ruralistas, funcionarios de todo rango, oficialistas y opositores, de la izquierda a la derecha y casi todos apiñándose en el centro, que es lo que receta la corrección de estos tiempos, tratan de llevarse su tajada de Alfonsín.

Todos le piden ahora un milagro a Alfonsín. Unos le ruegan hacerles ganar una elección que nunca soñaron. Otros, la utopía de dotarse de sus valores y principios, que a veces declamaron pero jamás, de verdad, tuvieron.

Quizás hagan bien en creer en las propiedades milagrosas del Presidente de esta democracia maltrecha que entre todos supimos construir. Porque a Alfonsín se le puede atribuir por lo menos un "hecho no explicable por las leyes naturales", que es como la Real Academia define el milagro: Alfonsín hizo que Borges creyera en la democracia.

Ese Borges, argentino notable, antiperonista cerril, "un genio pero no un sabio" según la filosa definición del gran Osvaldo Bayer, y que fue contemplativo con dictadores como Videla y Pinochet, que supo condecorarlo. El mismo Borges que le había dicho a Bernardo Neustadt, a quién si no, aquello de "la democracia es un abuso de la estadística, y además no creo que tenga ningún valor". Palabras dichas en julio de 1976, cuatro meses después del golpe de Videla y Massera, ni antes ni después, y publicadas en Extra, la revista de Neustadt.

El mismo Borges que, a tono con los tiempos, finalmente, en un artículo publicado por Clarín el 22 de diciembre de 1983 titulado "El último domingo de octubre", decía cosas como éstas:
"Escribí alguna vez que la democracia es un abuso de la estadística; yo he recordado muchas veces aquel dictamen de Carlyle, que la definió como el caos provisto de urnas electorales. El 30 de octubre de 1983, la democracia argentina me ha refutado espléndidamente.

"Es casi una blasfemia pensar que lo que nos dio aquella fecha es la victoria de un partido y la derrota de otro. Nos enfrentaba un caos que, aquel día, tomó la decisión de ser un cosmos. Lo que fue una agonía puede ser una resurrección. La clara luz de la vigilia nos encandila un poco. Nadie ignora las formas que asumió esa pesadilla obstinada.

"Tantos años de iniquidad o de complacencia nos han manchado a todos. Tenemos que desandar un largo camino. Nuestra esperanza no debe ser impaciente.

"Asistiremos, increíblemente, a un extraño espectáculo. El de un gobierno que condesciende al diálogo, que puede confesar que se ha equivocado, que prefiere la razón a la interjección, los argumentos a la mera amenaza.

"La esperanza, que era casi imposible hace días, es ahora nuestro venturoso deber".
Borges murió el 14 de junio de 1986. Alfonsín, el 31 de marzo de 2009. Lo que ellos representan sigue vivo.
 

"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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