sábado, 18 de febrero de 2006

"A los 50 estás muerto"

DISPUESTO A ESCUCHAR

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OSVALDO PEPE.
opepe@clarin.com

No importa la hora. Puede ser las siete y treinta, como las tres de la mañana. Siempre desgreñado al alba y pálido por la medianoche. Calzado de silencios, arrumbado en una mesa ya conocida de café, dientes feroces, voces roncas, se presenta día a día, exhausto de sus trabajos forzados, de su cansancio de caminar en busca de un trabajo.

Conversaciones de deseos, de sueños, pequeños sueños que sólo pretenden un techo y un plato de comida, como un tiempo ocupado para no sentir cómo se desgrana la dignidad del hombre. Sólo eso. La noche preñada de palabras, dócil y sombría, espera un llamado a tantas presentaciones olvidadas en un cesto al irte de cada entrevista. Es que acá tener más de 50 años significa estar condenado a la nada, porque ya te consideran muerto.

Hundo la mano en el saco aún cuidado y extraigo los últimos cigarrillos, el humo me envuelve como si estuviera en un sueño, un sueño de vida, que huele a muerte en vida. Buscar denodadamente un empleo es un trabajo forzoso. Ya que es "casi" inhumano caminar y caminar con las tripas rechinando por un pedazo de pan, y a la vez sentir que aún tenés fuerzas, inteligencia, experiencia y conocimientos para enseñar. Pero el día se hace negro, de un negro espeso, parecido al humo del carbón. Los sueños y esperanzas se van quebrando como una mica a medida que pasan las horas de espera. El cansancio de no hacer, duele más que el cansancio de hacer.

Desocupado. Sólo con los pocos centavos que implica haber pedido a alguien para comprar un pedazo de pan que mitigue el cansancio del hambre y de ese hombre digno ya sin fuerzas. Del hombre que busca demostrar que aún está vivo, que su lámpara aún estalla y cubre los fragmentos de un ser que tiene todo para dar. Pero esa noche ya no tiene lugar para una sola palabra más.

Para no ser pobre, dicen que hay que ganar 266 dólares. Estos señores no saben que un lavado de ropa por semana son 2 dólares, que rentar un cuarto son 100 dólares, que comer mal diariamente son 150 dólares mensuales, sin viajar, sin remedios, sin un jabón... Un desempleado, un esclavo de trabajos forzosos, ve desgranar su vida minuto a minuto ante la mirada indiferente de la sociedad. ¿Cómo todos pueden estar tan ciegos? Recuerdo ese poema de Bertold Brecht que dice: "Ahora me vienen a buscar a mí, pero ya es tarde".

Norberto Arturo Cid

Licenciado en Publicidad y Marketing

norbertocid@hotmail.comç
publicado en el suplemento Econòmico de Clarìn sabado 18 de feb 2006

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"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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