martes, 20 de junio de 2006

La hipnosis inadvertida

Por Miguel Wiñazki
mwinazki@clarin.com

La famosa cuestión de los mensajes subliminales tiene algo de magia. Un aura magnética. Un foco fascinante que reside en pensar que lo que no vemos ni sentimos existe aún en su invisibilidad conciente, y nos domina.

La visión conspirativa de lo que Joan Ferrés denomina "Socialización mediante comunicaciones inadvertidas" supone que somos una masa derrotada, denominada audiencia, que responde a estímulos infrasensoriales de manera automática y abominable: sin libertad.

De ese modo se han elaborado estudios conocidos que analizan por ejemplo la posibilidad de que un mensaje que se emite con gran rapidez por las pantallas de un cine y de manera reiterada convence a los que han sido víctimas involuntarias del mismo de lo que tienen que hacer o consumir a partir de entonces. En general, toda persona está sujeta a innumerables estímulos y no es tan sencillo que uno de ellos se imponga sin fisuras por sobre todos los demás. Las pruebas realizadas a posteriori de esos ensayos indican que esas emisiones generan algún efecto, pero vago, y difícil de mensurar con unanimidad.

Existe una demonología de lo subliminal, que aborda una parte del fenómeno y que asocia unidimensionalmente a lo infrasensorial con las emanaciones de un poder o de diversos poderes que solo quieren manejar a los demás.

Hay algo de cierto sin embargo en esos mitos, y tiene que ver con los íconos que representan de manera condensada, con un trazo, o una imagen no figurativa los valores que presuntamente tiene un producto de determinada marca. Los íconos hipnotizan porque connotan y denotan mucho de manera "hipereconómica" en términos lexicales y discursivos.

Pero lo subliminal no es solo lo fantasmal e hipnótico en un sentido negativo. Es eso.

Pero no sólo es eso.

Lo subliminal también es lo formal según otro de sus efectos. Un diario, por ejemplo, es un diario por su contenido y también por su formato. Por su diseño. Por su logo, por su tipografía, por su tamaño: no es lo mismo un diario sábana que uno tabloide, aunque tengan exactamente los mismos artículos. Es curioso, pero apuntan incluso a públicos diferentes.

La forma es subliminal, pero no por eso es siempre la transmisión de virus socio-psíquicos que adormecen como el cloroformo. Los detalles sensoriales mínimos a veces sí son muy importantes.
Lo mínimo también existe.

La tipografía, para citar un ejemplo de algo que puede parecer secundario, es un detalle, pero un detalle central.

No es lo mismo una tipografía grande y negrísisma, pesada, que una ligera y fina. Lo formal es una manera de comunicar. Hay una política de las formas que es parte de la política editorial de un medio. Son procedimientos para convocar la atención, son artilugios legítimos de la edición, en el caso de los medios gráficos, que enriquecen el lenguaje a través de la configuración del tamaño y la silueta de los grafos, de las letras. La tipografía es caligrafía, y la caligrafía importa. No se leen del mismo modo textos iguales con tipografías diferentes. La caligrafía es artesanal y puede convertirse en tipografía que es un producto industrial y ahora también uno digital y posindustrial. Esa metamorfosis de la grafía es uno de los senderos más extraordinarios de las ciencias de la comunicación. Su efecto es subliminal, en tanto y cuanto el lector no se detiene a analizar lo tipográfico en sí, sino lo que esos "tipos" gráficos enuncian. Pero una buena tipografía es un servicio. Es una llamada de atención allí donde hay que llamarla porque la noticia es importante, y es una atenuación gráfica de esa convocatoria cuando la noticia no merece tanto aspaviento y merece letras menos rimbombantes.

La tipografía es en un punto subliminal y permite la manipulación y el sensacionalismo. Pero también amplía las posibilidades de edición. Y editar mejor es comunicar mejor, y eso forma parte de la esencia del esfuerzo periodístico.

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"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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