sábado, 26 de agosto de 2006

Como aportamos desde nuestras prácticas a la construcción de una sociedad más justa, equitativa y solidaria











Con la participación de 60 personas representantes de ONG´s y de organizaciones sociales de distintos puntos del país, se desarrolló este seminario, con el objetivo de poner en común los aportes que desde las diferentes prácticas de institucionales de AMUYEN se realizan en orden a la construcción de una sociedad "justa, equitativa y solidaria".
Esta puesta en común sirvió de marco para discutir sobre los presupuestos teóricos subyacentes y las diferentes estrategias aplicadas al trabajo con los distintos actores - sectores sociales con los que trabajamos, en vistas a definir acuerdos al interior de la red; asumiendo las diferencias como riqueza y potencialidad en un proceso de construcción más colectivo.

Los aportes de Mario Garcés:
Uno podría aceptar la hipótesis de que efectivamente estamos asistiendo a una transición por abajo, que hay impulsos de democratización interesantes y que esos procesos son condición para procesos de democratización del sistema político. Sin embargo estos procesos no se dan en el vacío. Lo que nosotros hacemos se da en contextos muy determinados. El contexto de América Latina de los años 80 y 90 es un contexto de cambio estructural. Pasamos de Estados de bienestar a Estados liberales, de economías desarrollistas a economías integradas del mercado global, de reformismo y populismo al predominio casi sin contrapeso del neoliberalismo. Hemos visto 2 o 3 cambios sustantivos en la economía, en las ideas y en la estructuración del Estado. Este es un proceso global que vivió América Latina, algunos países antes y otros después, con más énfasis en un campo o en el otro. Tiene cursos distintos en cada país y sin embargo representa un proceso global. En América Latina han cambiado la economía, los Estados y están cambiando las ideologías que acompañan los cambios políticos y económicos. ¿Cómo afectan estos cambios a nuestras prácticas? Yo creo que se hacen presentes en muchos sentidos.
Nos cuesta definir con qué grupos estamos trabajando porque esos grupos están cambiando. Sobre todo cuando una ONG tiene 15 o 20 años de desarrollo, uno se da cuenta de que en un tiempo podía trabajar con la clase obrera y que últimamente no queda clase obrera, que estaba trabajando con unas cooperativas que ya no existen, que en otra oportunidad estaba trabajando con un grupo de escolares que ya no van a la escuela. Por lo tanto estamos en el medio de una realidad identitaria en profundo cambio, donde se van superponiendo estrategias de desarrollo, estrategias de identidad de las personas, etc. El campo de cambios me parece especialmente complejo y que tiene que ver con el desarrollo de la sociedad civil.
La distinción que hizo Gramsci permitió ver a la sociedad civil como la prolongación del Estado, la vio asociada al Estado. Es aquella parte, no estrictamente estatal, vinculada al Estado. En el contexto de cambio de una economía desarrollista a una neoliberal, de un Estado nacional desarrollista a un Estado liberal, también cambia la sociedad civil. La sociedad civil no es un campo que sólo nosotros promovemos y desarrollamos; lo es en un sentido. Pero es un campo que está intervenido, que está colonizado y que en algunos casos está reorganizado y recreado por el Estado. Digo esto porque en algún sentido nosotros aportamos al empoderamiento de la sociedad civil pero en otro sentido corremos el riesgo de engañarnos, porque estamos trabajando con una sociedad civil en la que hay varios actores interesados. Voy a mencionar dos. Uno es el Estado.
Terminar con los sistemas de salud pública, terminar con los sistemas previsionales y educativos, implica la existencia de políticas compensatorias. Y por lo tanto algo hay que hacer en salud pública para los más pobres, y por lo tanto lo más probable es que el de-sarrollo en políticas públicas esté retejiendo formas de la sociedad civil. Después llega un tercer invitado, que no conocíamos, el Banco Mundial. El Banco Mundial dice que hay que invertir en los pobres. El menor capital fiscal asociado al capital social de los pobres puede permitir, desde la lógica de la dominación, resolver algunos problemas sociales acuciantes que el propio modelo crea. El modelo no puede operar sin políticas compensatoria, y ellos lo saben. El modelo produce exclusión, produce diferenciación. Una sociedad con niveles poco tolerables de anomia es una sociedad inestable. El punto no es sólo el presupuesto, puesto que si una sociedad tiene demasiada movilización social aleja a los inversionistas. Para esto se creó el concepto de gobernabilidad, el tema de los 90. Nuestros países para hacerse democráticos tienen que ser gobernables, tienen que ser disciplinados.
En este sentido estamos en un campo colonizado Nosotros queremos producir mayor poder y relaciones democráticas en la sociedad civil. Pero al mismo tiempo el Estado está constituyendo sociedad civil. Si hubo una sociedad civil a la etapa desarrollista, también vamos a tener una sociedad civil funcional en la etapa neoliberal. Por lo tanto este es un campo de disputa.
En este contexto se explican los procesos de captación, de clientelismo, de neopopulismo, que están presentes en muchos de los proyectos presentados por el Estado. Hay muchos fondos que se dirigen a las ONGs en función de atender problemas. Lo hacen mejor, con menos costos y representan menos problemas políticos, y además, los vamos a someter a lógicas del mercado, los vamos a hacer competir y entonces vamos a crear fondos concursables porque de esa manera se van a esforzar, lo van a hacer mejor, etc. Hay una lógica dominante que nos incorpora, nos seduce, nos organiza y nos invita. Esta es la sociedad real. Lo que digo es que en este contexto tenemos que preguntarnos si efectivamente lo que estamos haciendo contribuye al empoderamiento o si es simplemente funcionalización. Si estamos generando solidaridad social o si estamos recreando nuevas formas de caridad pública. Tenemos que interrogarnos en forma permanente acerca del sentido de lo que hacemos. En este sentido, y desde el punto de vista gramsciano, lo que está en juego en América Latina con el cambio de modelo, en los Estados y en la cultura, es la construcción de una nueva hegemonía. Y hacernos parte de esta nueva hegemonía.
Yo creo que en el campo educativo hemos estado haciendo algunas transiciones desde la lógica de la concientización, que es la lógica dominante en nuestras prácticas de los 60 - 70, la idea de que en la medida en que hacemos uso de la conciencia o tomando consciencia de la realidad, el cambio venía casi por añadidura. Hemos tomado conciencia de que esos procesos son más complejos y de que el punto no está solo en cómo tomo conciencia de la dominación sino que también está en cómo proceso mi cultura, mi identidad, mi ubicación en el campo de las relaciones de poder, etc. El problema no es hacerme parte de una visión de mundo revolucionaria para que el mundo cambie, mi problema más bien es cómo tomo conciencia de la realidad en la que vivo y a la que pertenezco, en la que me constituyo como humanidad y en cómo desde esa realidad modifico y discuto qué quiero modificar y cómo. En este sentido también estamos interrogados acerca de cómo hacemos los procesos educativos. De alguna forma también hemos estado desarrollando muchas estrategias educativas novedosas y sugerentes que, por ahí, necesitamos sistematizar un poco más.
Finalmente y sobre la producción de conocimiento. Yo creo que en las ciencias sociales ( tal vez en Argentina menos, por ahí en un sentido más latinoamericano), la educación popular requiere actualizar sus diálogos con las ciencias sociales. Hubo un cierto basismo en la educación popular que nos alejó de las ciencias sociales y el basismo está acompañado de una suerte de antiteoría. Eso yo creo que debilitó y fragmentó las experiencias en educación popular. Es decir la educación popular deja de alimentarse de aquellos
Aquí hay un campo en el que hay que actualizar el diálogo, entre otras cosas porque el énfasis de la educación popular ha estado puesto en el diálogo como condición para la producción del conocimiento. Yo sigo pensando que esa es una estructura básica de la educación humana. No se comprende sino es conversando, nombrando el mundo como decía Freyre, y hay que reconocer que en ese acto de nombrar el mundo son muchas las mediaciones que intervienen y nosotros tenemos que ser capaces de procesar esas mediaciones. Este es un campo abierto y sobre esto he sido un poco más telegráfico, pero lo que he querido marcar es que creo que lo que hacemos tiene horizonte, se mueve en un contexto complejo y tal vez obliga a actualizar algunos aprendizajes en el campo de la política, de la educación y en el campo más estricto de la producción de conocimiento. Produciendo otros puentes y diálogos con las ciencias sociales.

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"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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