viernes, 13 de febrero de 2009

200 años no es nada

CHARLES DARWIN (1809 - 1882)
Imagen: Newsweek

Imagen: Newsweek 10-02-2009
 
Se cumplen dos siglos del nacimiento del biólogo inglés que cambió para siempre la manera de entender la vida. La teoría de la evolución, hoy.
Por Alejandra Folgarait
M
uy cerca de la frontera con Gales, sobresale una ciudad repleta de edificios estilo Tudor. No es el histórico aire medieval de Shrewsbury, ni las preciosas flores que cultivan sus habitantes, lo que atrae por estos días la mirada de todo el mundo. Allí nació, el 12 de febrero de 1809 Charles "Bobby" Darwin. Aquí, allá y en todas partes se festejan los 200 años del hombre que cambió para siempre nuestra manera de entender la vida y nuestro lugar entre los animales. Las celebraciones están teñidas de colores vívidos no sólo por la vigencia de las ideas de Charles Darwin, sino también por la oposición que siguen generando en todo el mundo.

Dos libros pueden reclamar el calificativo de "revolucionarios" en la historia de la humanidad. Uno es el best-seller absoluto de los últimos dos milenios: la "Biblia". El otro se ubica en sus antípodas: "El origen de las especies" se publicó hace 150 años, vendió su primera tirada en un día y desterró la necesidad de recurrir a un ser sobrenatural para explicar el origen del mundo y sus habitantes.

Si el primer libro tiene una autoría compartida y difusa, en el segundo no queda ninguna duda del copyright. Muy pocos se hubieran atrevido en la época victoriana a nadar tan fervientemente contra la corriente. El propio Darwin se tomó dos décadas para sopesar la teoría antes de publicarla. Y sólo se animó a imprimirla, pensando que cometía el equivalente a un crimen, cuando su colega y amigo Alfred Russell Wallace le advirtió que había llegado a una idea similar y la publicaría. Una vez que el volumen apareció en las librerías, el 22 de noviembre de 1859, ni Charles Darwin ni el mundo fueron los mismos. De inmediato, se formaron dos bandos. Uno a favor de la teoría de la evolución, que reunió a algunas de las mentes más brillantes de su tiempo. Otro en contra, en el que no faltaban científicos amurallados en los ropajes de la religión cristiana.

Mejorada con los aportes de la genética, la teoría de la evolución constituye hoy el paradigma de la biología. Sin embargo, todavía hay voces que se levantan en su contra desde los templos y también desde algunas escuelas y ciertos gobiernos.

No se reconoce lo suficiente el impacto de las ideas del naturalista inglés. "Darwin provocó la revolución antropológica, cultural e ideológica más profunda y amplia derivada de una teoría científica en toda la historia", asegura Héctor Palma, doctor en filosofía de la ciencia. Según el Secretario de Investigaciones de la Universidad Nacional de San Martín, al eliminar la idea del hombre hecho a imagen y semejanza del creador –como culminación de la creación y con un lugar privilegiado en el mundo–, Darwin se ganó el odio de los ortodoxos religiosos.

Pero los científicos lo adoran como a un santo patrono, con perdón de la metáfora. Y nadie duda de que Darwin dejó una huella formidable en nuestra forma de pensar el mundo moderno.

Muerto Darwin, viva Darwin

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"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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