domingo, 13 de noviembre de 2011

Mundo Galena



Había  una vez un mundo llamado Galena donde los  únicos medios de comunicación eran cuatro radios. Un día, por una razón que se desconoce, los micrófonos adquirieron  un  virus de tal manera que todos aquellos que detentaban cargos políticos, sindicales o barriales, cuando hablaban por radio,  automáticamente  quedaban mudos. 

El intendente, los concejales, el obispo, el secretario general del sindicato, el presidente de la junta barrial y hasta los grandes científicos quedaban mudos cuando intentaban hablar ante el micrófono de una de las cuatro radios.
Los comunicadores no sabían qué era lo que producía el fenómeno y mientras más entrevistas hacían, menos fuentes de información les  quedaban hasta que todas las fuentes tradicionales quedaron mudas. 

En un  gran encuentro de comunicadores, la situación obligó a redefinir las fuentes de información, pero ¿Cómo saber lo que pasa si los que siempre nos habían suministrado información  había sido el audio? 

El asunto amenazaba con no tener solución hasta que a uno de los comunicadores se le ocurrió hacerle una entrevista a Manolo, el almacenero del barrio.Manolo siempre sabía todo lo que pasaba porque el carnicero, el repartidor de golosinas, el lechero,  las vecinas y los chicos algo le contaban. 
Rápidamente se corrió la voz. 

Inmediatamente en las cuatro radios de Mundo Galena empezaron a escucharse las voces de los taxistas, amas de casa, vecinos, diareros, cirujas, chicos del jardín y de la primaria también. Inexplicablemente, ellos no estaban afectados por el virus y podían hablar. 

Durante un largo tiempo, la audiencia  acostumbro a escuchar historias de vida de Marta, una vecina que sabía los pormenores de cada uno de los vecinos del barrio, desde el abuelo a los más chiquititos, los reportes  informativos de Manolo, el almacenero,  a la doce del mediodía y al atardecer, que eran seguidos  por casi todos. Uno de los más escuchados era Don Natalio, un viejo inmigrante italiano que había participado de las dos guerras mundiales y contaba crónicas de viaje con lujo de detalle.  Roberto,  el diarero,  realizaba un programa nocturno,  contando las historias de las madrugadas de Mundo Galena. 

Con el tiempo, los científicos descubrieron una vacuna para neutralizar el efecto del virus del micrófono contra las fuentes autorizadas. 

Pero algo había cambiado: la gente quería seguir escuchando los viajes de Don Natalio,  las historias de Roberto y los  reportes informativos de Don Manolo. A  los comunicadores  no les quedó otra  alternativa  que entremezclar  las voces de unos y  otros  para poder llenar las expectativas de los habitantes de Radio Galena. 

Y  colorín colorado, esta historia pasa  por un zapatito roto  y mañana,  les cuento otra.     




Extraído de Mundo Galena de Marcelo Miranda 

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"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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