martes, 17 de junio de 2008

Es la democracia, estúpidos

Por Mempo Giardinelli

La llamada "crisis del campo", lejos de resolverse luego del último, mesurado discurso de la Presidenta, parece deslizarse por senderos peligrosos para la República.

Ya el país sabe que fue mentira el enfrentamiento entre dos "partes". Hoy todos sabemos que "el campo" es, en realidad, un sector de empresarios rurales que protestan porque van a ganar menos de lo que tenían pensado. Y todos sabemos, también, que el Gobierno metió la pata, no la sacó a tiempo y sigue confundido.

Pero lo que no parece claro –y hay que evidenciar– es que lo que este conflicto puede estar esmerilando, y muy velozmente, es a la democracia misma.

No importa si la sociedad argentina se merece esto o no. Tampoco importa tanto tal o cual retención, o si el malo de la película es Néstor o es Cristina.

Acá y ahora el debate profundo es si llegamos al final de un ciclo de 25 años de democracia imperfecta y volvemos para atrás; o si mejoramos las instituciones de la Constitución Nacional para avanzar hacia una democracia más justa, eficiente y distributiva.

Hay gente humilde que repite consignas vacías porque creen creer lo que les dicen la radio, la tele y los grandes diarios. Hay los que fueron tocados en sus intereses y hay un fuerte resentimiento en otros cuya situación económica no lo justificaría. Y hay, incluso, personas con largas trayectorias progresistas en posiciones inesperadamente retrógradas.

Todos buena gente, acaso lanzados sin saberlo contra la democracia. A la que culpan de todo cuando dicen que "esto no es una democracia". A partir de esa negación, avalan un insurreccionalismo suicida como el que ha instalado astutamente el PCR, montado a caballo de la ingenuidad política de muchos y del cretinismo de otros.

Esa confusión es gravísima, porque ignora o niega que una cosa es la democracia y otra son los malos gobiernos.

Uno puede tirar la bronca contra este o aquel gobierno, o contra todos, pero eso es criticar una gestión. Que se puede cambiar. Todo puede cambiarse dentro de la Constitución y la ley. Precisamente por eso la democracia nunca es culpable y, al contrario, es la mejor garantía de cambio.

Parece mentira tener que recordar que la democracia es la lenta construcción de convivencia que venimos haciendo desde el '83 y que hoy nos permite mantener la serenidad, tolerando la mentira contumaz que fluye del dial y de la tele, hoy repertorio de lugares comunes, editorialización disfrazada de información y censura de las ideas diferentes.

Más allá de matices, intereses corporativos o razones económicas, lo que el sector rural está haciendo desde hace tres meses es minar las bases de esa convivencia. Acaso la mayoría de ellos no lo ve, o no lo quiere ver, pero es la democracia la que está siendo esmerilada. Por eso huelgan todas las comparaciones con piquetes y piqueteros anteriores.

Con el espejismo de un dizque "nuevo federalismo" claramente anticonstitucional, y con la renovada demonización del "Estado" que para ellos encarna el matrimonio K, enormes porciones de las clases medias y altas se tragaron la masita envenenada de "campo versus Gobierno" y con eso revivieron lo peor de la Argentina: la polarización de posiciones. La vida nacional en blanco y negro.

Algunas entidades de elite, los pools sojeros, el capital más concentrado de la agroganadería, incluso sectores protegidos dentro del mismo Gobierno K, junto a prácticas periodísticas abyectas, están carcomiendo la democracia.

Generan desaliento, liman la confianza en las instituciones, instalan la idea de caos, descontrol y "desgobierno". Todo eso que antaño precedía a los golpes militares.

En entusiasta coro anuncian que se acabó el crecimiento; que la inflación nos fagocita; que la economía se desmorona; que las encuestas "muestran" el desprecio popular hacia los K y así siguiendo.

Incluso proclaman un desabastecimiento que ha de estar sólo en Buenos Aires –es hora de que se enteren– porque aquí en el Chaco, mientras escribo esta nota, no hay desabastecimiento de nada. Supermercados, carnicerías, verdulerías, almacenes y ferias de barrio están como siempre. La semana pasada vi lo mismo en Santiago del Estero y en Tucumán, Córdoba y Rafaela.. Y anoche en Corrientes. Debemos ser marcianos entre góndolas llenas.

Tal como hicieron todos los golpes de Estado, operan sobre las clases medias. Atemorizan, amenazan, golpean. Así es como golpean. Confundiendo, golpean. Gritando como el desaforado señor De Angeli. Y mezclándolo todo: resucitados chinoístas con caceroleros de Barrio Norte; insurreccionalistas atrasados un siglo junto a la vieja oligarquía terrateniente; paisanos con gente paqueta de Barrio Norte; la correntina Pando con represores retirados de Recoleta. Todos exaltados y con escarapela.

Y con ellos, muchos chacareros verdadera y sinceramente afectados, pero con el libreto escrito por discípulos de Neustadt y Grondona.

Biblia y calefón, mondongo con dulce de leche, lo que se oculta es la soja transgénica que en casi todo el mundo se prohíbe pero aquí protegen todos, incluso el Gobierno. Y que arruina la tierra porque glifosato mata humus, y con eso no hay tutía. En Europa no se permite ni un metro cuadrado de transgénicos (salvo experimentales) y Francia acaba de cerrar incluso la importación. Pero de eso acá ni se habla y por eso es imperativo desnudar las tramas mentirosas que hoy difunden incluso los más inteligentes colegas, devenidos verdaderos dirigentes opositores.

En cuanto al Gobierno –al que voté y sin embargo cuestiono cada vez más por su torpeza y poca transparencia– se trata de defender la terminación de su mandato en 2011, para que sea sustituido, si ésa es su voluntad, por los votos del soberano. Y federalismo sí, claro, pero no más con "puebladas" inducidas.

Por eso es también un peligro que el Gobierno no reaccione. Su propia incongruencia le extravía el buen juicio y por eso no sabe ofrecerle a la sociedad una rápida salida a la emergencia; ni propone una reforma agraria surgida de un sano debate nacional como el que debe hacerse sobre retenciones, radio y televisión y derecho a la información. Por eso está el Congreso semicongelado; por eso mienten estúpidamente el índice inflacionario; y por eso junto a ministros y funcionarios que son de lujo se apuntalan otros que debieran ser corridos, por corruptos o por ineptos.

Lo peor de la Argentina ha vuelto. Junto a genuinos y heroicos chacareros, y desplazado ya el campesinado más pobre, los monstruos del pasado operan travestidos (con perdón de los travestis) en ruidoso montón.

Sólo que como esta vez se topan con una sociedad que hizo culto de la memoria, veremos quién gana. Porque en esto sí hay dos sectores: los demócratas y los "destituyentes", como se dice ahora, conscientes o no.

"Hoy nos encontramos en una nueva fase de la humanidad. Todos estamos regresando a nuestra casa común, la Tierra: los pueblos, las sociedades, las culturas y las religiones. Intercambiando experiencias y valores, todos nos enriquecemos y nos completamos mutuamente. (…)

(...) Vamos a reír, a llorar y a aprender. Aprender especialmente cómo casar Cielo y Tierra, es decir, cómo combinar lo cotidiano con lo sorprendente, la inmanencia opaca de los días con la trascendencia radiante del espíritu, la vida en plena libertad con la muerte simbolizada como un unirse a los antepasados, la felicidad discreta de este mundo con la gran promesa de la eternidad. Y al final habremos descubierto mil razones para vivir más y mejor, todos juntos, como una gran familia, en la misma Aldea Común, bella y generosa, el planeta Tierra."

Leonardo Boff, Casamento entre o céu e a terra. Salamandra, Rio de Janeiro, 2001.pg09

Hacia un Socialismo Nuevo La Utopía continúa

¿Qué cambios hemos experimentado en función de las lecciones que nos ha dado la historia? ¿Qué actitudes, qué acciones son de esperar hoy de una militancia socialista? Nadie nace socialista, el socialista se hace. Personalmente y comunitariamente. Hay valores referenciales, eso sí, que son columnas maestras del socialismo nuevo: la dignidad humana, la igualdad social, la libertad, la corresponsabilidad, la participación, la garantía de alimento, salud, educación, vivienda, trabajo, la ecología integral, la propiedad relativizada porque sobre ella pesa una hipoteca social.

La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. La Utopía de que hablamos la compartimos con millones de personas que nos han precedido, dando incluso la sangre, y con millones que hoy viven y luchan y marchan y cantan. Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Con esta «agenda utópica» en la mano y en el corazón, queremos «dar razón de nuestra esperanza»; anunciamos e intentamos vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora.

Pedro CASALDÁLIGA

Para probar si sos human@


UTOPÍAS


Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía


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Escrito por "Mario Benedetti"
Tomado de "Praxis del fulano" del libro "Las soledades de babel"

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