La idea era simple y estaba buena, como dicen los chicos y las chicas. Expresarse en unos paneles de lienzo desplegados a ambos lados del escenario.
Sin embargo, cuando se ponían de acuerdo sobre lo que expresarían como grupo, comenzaron a recibir la presión de los organizadores-coordinadores. -Pueden escribir cualquier cosa, pero eso no, solo pueden dibujar corazoncitos y florcitas.-
Cuando se percataron que llevaban buzos con la inscripción que no se podía escribir -las corrieron- literalmente. Les exigieron que salgan de allí.
Pero ya estaban en la escalera y con el aerosol en la mano. Alcanzaron a escribir en un espacio que quedaba en blanco, con varios colores y remarcaron con negro.
Otra vez las amenazas, esta vez nada sutiles: Las van a meter presas, eso no se puede escribir…
Pero se plantaron, exigieron su derecho a la libertad de expresión y lo ejercieron.
Después la mano negra de la represión y la obsecuencia, impuso tachar lo que la conciencia libre de los jóvenes repite en todas partes.
Y para disimularlo, mandaron garabatear un corazón, que de tanto remarcarlo, llama la atención… Un corazón celeste, que se ve a la distancia profundamente… oscuro.
Porque tacharon con negro, para disimular con celeste…
Un corazón tan amargo, tan falso, que no es ni celeste, ni es negro, es una cosa grotesca que hace peso al costado, como el dolor de pecho de un pensar contrariado… la sensación de la vergüenza.
Cambiaron la frase prohibida, por otra que dice lo mismo, pero indirectamente… la pusieron bien arriba, con la esperanza que allí la torpeza de los alcahuetes, los complacientes y los serviles no llegue: Agua, no lágrimas.
Los chicos lo hicieron.
En sus corazones, llevan la satisfacción moral de ese acto de rebeldía. El Famatina, No se Toca!!!
Ricardo Gaitán 23/03/2011
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